Andalucía: la hora de los 'business angels'

Con el empleo asalariado en estado comatoso (aunque en mejor situación que meses y años atrás), la principal esperanza de los jóvenes que buscan empleo es “inventárselo” ellos mismos. Por eso bulle la actividad emprendedora en los CADE, en los espacios de coworking, en AJE… Hay muchas buenas ideas empresariales que merecen salir adelante.

Aunque ya es un tópico, estos proyectos están sin embargo lastrados por falta de financiación. Es verdad que los primeros responsables son con frecuencia los propios emprendedores, que no quieren pedir prestadas pequeñas cantidades de dinero a su círculo más próximo (las famosas 3 “efes”: friends, family and fools). Es crítico para un banco o para cualquier entidad financiera (la Administración, por ejemplo) comprobar que un proyecto empresarial merece la confianza de terceros. Por ejemplo, de amigos que han hecho un pequeño préstamo participativo, o de un familiar que pone 1000 euros en el capital social. Se dice por otro lado que la banca ahora está ofreciendo más crédito. Es posible. Pero ¿para qué queremos que dé préstamos ICO (es decir, dinero público) a menos del 2% de interés a empresarios con mucha liquidez que no necesitan esa financiación, que la van a guardar en depósitos o a la invertirán en bolsa…? Eso está sucediendo ahora mismo en España, a partir del cambio normativo en la barra de liquidez del BCE.

Es sin duda el momento de los inversores privados, o business angels como se les conoce en los países anglosajones. Suelen ser empresarios con una trayectoria exitosa, con un buen patrimonio y liquidez suficiente como para invertir en nuevos proyectos empresariales. Es crítico que en Andalucía afloren estos empresarios inversores. Por varias razones. Un proyecto emprendedor que pide financiación a ENISA o a la Agencia IDEA, o incluso a un banco, tiene muchos más visos de obtener financiación si un business angel ha entrado en su capital social. Da caché al proyecto, ya que alguien que se está jugando su dinero confía en la idea y en su promotor. Pero además es un tipo de financiación que, cuando se hace a escala local, es mucho más ágil que cualquier otra: se estudian los proyectos, se ven las caras y se produce el acuerdo con rapidez (y si no, la respuesta también es inmediata).

En Granada, la empresa Industrias Kolmer creó el año pasado el “Fondo Kolmer”, mediante el cual ofrece a los emprendedores la posibilidad de entrar en el capital social de sus negocios. Seguramente la familia propietaria de Kolmer estaría más tranquila poniendo su dinero en inversiones más seguras, pero lo cierto es que están en la medida de sus posibilidades escuchando a los emprendedores y embarcándose con ellos en sus proyectos empresariales.

Necesitamos muchos más Kolmers en Granada y en Andalucía, que aporten financiación a tantos jóvenes con talento que están saliendo de las universidades andaluzas. Esa es una vía segura de cohesión social y de creación de riqueza.

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