Editorial. Opinión-Granada Económica

Antonio ARREDONDO GARCÍA

EL PRESENTE ES TAN MALO QUE CASI NO ME IMPORTA EL FUTURO

Estamos en un momento donde todo el mundo está haciendo cábalas sobre el futuro económico y ya se sabe que los que nos dedicamos a esta ciencia, a lo sumo, somos capaces de explicar mañana porqué nos equivocamos ayer, cuando hicimos los pronósticos sobre hoy. Por tanto, para quitarme trabajo (hacer el pronóstico y luego explicar porqué me he equivocado) y para no perder mucho prestigio ante mis alumnos (seguro que me iba a equivocar) no voy a mirar la bola de cristal y no me asomaré al precipicio del futuro para evitar el vértigo. 

En este trimestre estamos decreciendo una décima más y ya sabemos que en España no se crea empleo neto hasta que no nos acercamos a un 3% de crecimiento. Tenemos  un desempleo sobre el 20%. Parece un panorama ideal para implementar políticas keynesianas, esto dicho en lenguaje de la calle sería que el Estado tiene que gastar lo que no gastamos los mortales bien porque no lo tenemos o porque no nos fiamos del futuro, pero hay un problema y es que el Estado ya se ha gastado el dinero que tenía y el que no tiene (estamos en torno al 7% de déficit público sobre el PIB). Esto puede ocasionar sanciones de la Unión Europea por no respetar los acuerdos de estabilidad y pérdida de confianza de los mercados internacionales en la economía española, aspecto este muy peligroso. El Gobierno, ante esta situación de peligro, quiere corregir el déficit público bajando el gasto público (ha anunciado que se reduce la oferta de empleo público para el próximo año en casi un 90%) y subiendo los impuestos (la famosa subida del IVA). Y si peligrosa es la situación actual, la nueva no le va a la zaga: Se van a implementar políticas restrictivas (subida de los impuestos y disminución del gasto público en época de recesión). Si esto le sale bien al Gobierno, o la economía española funciona sin que sea necesaria la existencia del Gobierno (con lo cual nos podíamos ahorrar muchos sueldos) o hay que quemar todos los manuales de macroeconomía escritos hasta la fecha. Y por otro lado me pregunto: si para el Gobierno es más importante el equilibrio presupuestario que la creación de empleo a través del gasto público, ¿por qué no pensó esto hace unos meses?

Cuando le preguntas a la gente de la calle el panorama no mejora. No le he preguntado a los desempleados porque desgraciadamente sé su respuesta pero le he preguntado a los empresarios (los que gestionan, conocen a sus trabajadores y a sus clientes). No me interesa la opinión de los que sólo se dedican a recoger sus dividendos  y su respuesta no es más halagüeña; tienen problemas de rentabilidad ya que sus ventas no se recuperan mientras que sus gastos se mantienen porque están haciendo ímprobos esfuerzos por mantener sus plantillas. Pero principalmente tienen problemas de financiación ya que se está alargando el periodo medio de cobro a clientes y los bancos no están dispuestos a financiar este incremento del periodo medio de maduración (el tiempo que tarda un euro que es invertido en el proceso de producción en recuperarse a través de la venta y cobro de los productos).

Algunos creen que esto mejorará. Yo pienso que el presente es tan negro que el futuro será más claro. ¿Es esto suficiente para estar contentos?

 

(Antonio Arredondo es profesor de Administración de Empresas en el IES Pedro Jiménez Montoya de Baza) 

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