Centro de Diagnóstico y la UGR buscan acabar con las bajas por simulación

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Investigación puntera / la UGR y CEDISA, una alianza muy fructífera

La investigación aspira a precisar los daños neuropsicológicos derivados de traumatismos leves 

La empresa granadina Centro de Diagnóstico y la Universidad de Granada trabajan conjuntamente en un proyecto investigador cuyo objetivo principal es desarrollar un paradigma de resonancia magnética funcional que permita determinar cuando un paciente con un traumatismo leve está simulando sus déficits cognitivos y cuándo realmente tiene esos problemas. La idea final es lograr una prueba pericial que tenga todos los parabienes legales y que sea capaz de precisar con exactitud superior al 95%  si existe el daño. 

Desde el punto de vista que corresponde a este medio de comunicación, el económico y empresarial, la investigación puede tener unas consecuencias  económicas muy importantes dado el alto número de jornadas de trabajo, costes asistenciales y médicos y costes empresariales que el problema de las bajas simuladas lleva consigo. Sin embargo, es preciso matizar que la investigación también persigue detectar justo lo contrario: personas con problemas cognitivos dimanados de traumatismos leves que tienen dificultades para que se los diagnóstiquen, pudiendo en estos casos acceder a algún tipo de ayuda pública o ventaja derivada de esta incapacidad. Imaginemos, por ejemplo, alguien que sufre un accidente de coche y se descubre que le ha dejado secuelas neuropsicológicas que le hacen merecedor de una mayor indemnización o lo inhabilitan para su trabajo habitual.

Ámbito laboral

Ahora bien, parece que el campo donde más influencia va a tener esta novísima investigación, -o de los que más, junto al de los accidentes de tráfico-, es en el ámbito laboral. Y es que, tal y como se deduce de una simple lectura del artículo que insertamos en la siguiente página, escrito por el abogado granadino Javier López García de la Serrana, especialista en la materia, el impacto sobre el gasto público y el empresarial que puede ser ahorrado con una pericial de esta naturaleza es de dimensiones ciertamente importantes. 

La dificultad de la investigación, como sin duda ya habrán advertido nuestros lectores, estriba en lo complicado que es determinar si alguien tiene o no esos déficits cognitivos, esos problemas neuropsicológicos, que los accidentes pueden provocar, porque cuando el daño es físico es más fácilmente evaluable, pero cuando es neuropsicológico -o cuando se finge- la cuestión cambia por su extraordinaria complejidad y por no existir herramientas fiables que permitan su medición. 

El equipo

El equipo investigador está dirigido por una suerte de triunvirato técnico, altamente cualificado, que ya ha llevado a cabo ciertas pruebas sobre las que confían asentar la novedosa investigación. Por parte de la Universidad de Granada, como investigadora principal de la institución que fundara Carlos V, está Raquel Vilar López, profesora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico; y por parte de Centro de Diagnóstico (Cedisa) la investigación cuenta con la colaboración profesional del radiólogo Jaime Machado     Gallas, encargado de la parte técnica, y a la sazón, hermano del gerente de la clínica granadina, Alberto Machado, que interviene desde la gestión del propio centro e intentando implicar a las diferentes administraciones públicas.

La base de partida

 Hasta el momento no se ha podido determinar, al margen de la aplicación que pueda resultar de las pruebas, que es lo que le pasa a una persona que tiene problemas neuropsicológicos. “Existen -explica Vilar- valoraciones neuropsicológicas con las que somos capaces de determinar si hay o no problemas de atención, de concentración, de memoria, pero es muy fácil falsear este tipo de pruebas” . Por ejemplo, cuando se quieren falsear problemas de memoria y se da al paciente una lista de palabras para que recuerde, basta con que repita menos de las que se le proporcionan y diga no recordar más para que se suponga que está dañado. Por eso lo que se está intentando es conseguir pruebas dentro de la máquina de resonancia magnética que permitan saber quién se está inventando sus síntomas o los está magnificando y quién tiene síntomas reales. 

El proyecto es, como se citaba al principio, de una novedad radical, porque solo hay un equipo en China, encabezado por una especialista llamada Tatia Lee, que lo ha hecho exclusivamente con estudiantes a los que les hace pruebas en las que les pide que simulen deficits en determinados momentos y en otros que lo hagan lo mejor posible. “Pero ahí se ha quedado, nunca se ha probado con pacientes” , asegura Vilar. Eso significa que el resultado de esta investigación será novedoso al cien por cien. El equipo de investigación lo que va a llevar a cabo es la unión de dos vías preexistentes de investigación. De un lado, la investigación en el área de la simulación desde la neuropsicología, que es a lo que se han dedicado hasta este momento en el ámbito universitario y, de otro, el estudio de la simulación, con los equipos técnicos que maneja Centro de Diagnóstico y sus técnicas de neuroimagen. Ambas líneas nunca se habían unido. “En definitiva -precisa la doctora Vilar- lo que vamos a hacer es aplicar la neuroimagen, la resonancia magnética funcional, mientras se están haciendo nuestras pruebas”. 

Los problemas neuropsicológicos más habituales son problemas de atención, de memoria, de concentración, cuestiones bastante sutiles que no aparecen en el resto de pruebas pero que están ahí e impiden que los que las sufren sigan haciendo su vida normal. No se detectan en las resonancias, “pues no se demuestran -explica Alberto Machado- en una alteración anatómica de la imagen que es lo que vemos los radiólogos en la imagen”. «Porque una resonancia de cráneo -releva en la explicación Jaime a Alberto- es puramente anatómica y lo que se ve es si hay un golpe, un sangrado, o algo de esa naturaleza”.  Sin embargo, la resonancia magnética funcional -la que se llevará a cabo en la investigación- permitirá, dicho en términos comprensibles para personas ajenas al argot médico, ver como funciona el cerebro mientras está realizando una tarea. Este tipo de resonancias nos muestran un cerebro «en colores» donde se observa más o menos intensidad de los mismos en función de la actividad que estemos desarrollando, y de donde pueden estar los problemas que generan los déficits cognitivos . 

Para llevar a cabo la investigación, tanto la Universidad de Granada como Centro de Diagnóstico deben hacer un importante esfuerzo durante los tres años previstos para su desarrollo. La UGR recibirá 170.000 euros para el proyecto, cantidad a la que hay que sumar 450.000 de Cedisa. En el proyecto participarán más de 12 personas entre investigadores y personal de apoyo. Incluso se contará con la participación de expertos de la University de Wilmington (Carolina del Norte, EEUU) y la Universidad de Melbourne.

Según los estudios realizados hasta ahora “por las pruebas de papel y lápiz lo que sabemos es que en torno al 41% de las personas que sufren traumatismos craneoencefálicos leves y están implicados en algún proceso litigioso, está simulando, lo que no significa que lo esté inventando todo y en todo caso, puesto que en algunos casos lo que hacen es magnificarlo”. El porcentaje es a todas luces extraordinario y sus consecuencias económicas difícilmente cuantificables pero en todo caso de proporciones mayúsculas. El ahorro de costes al sistema y la posibilidad de prestar un mejor servicio al que realmente tiene un problema aumenta en la medida en que se puede evitar el fraude, pero no se puede olvidar que para alcanzar esas cotas de eficiencia es preciso segu
ir invirtiendo en sanidad a todos los niveles, tal y como el propio Alberto Machado nos recordaba en un reciente artículo publicado en GRANADA ECONÓMICA. 

Intentando buscar el apoyo público que sin duda merece un proyecto de esta naturaleza, ha sido presentado recientemente a la Junta de Andalucía, al Ministerio de Educación y Ciencia y al Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). “Tenemos muchas esperanzas de lograr ese apoyo”, asegura Machado. Y es que el proyecto cumple todos los requisitos para ser subvencionado : es una empresa privada que lo incorpora como un producto final que es una prueba pericial, es una colaboración universidad-empresa, hay dotación de recursos para ello y el proyecto está definido y acotado. “Tampoco podíamos estar buscando permanentemente apoyo, por eso lo hemos impulsado y ahora buscaremos los apoyos”, matiza el gerente de Cedisa.   Este es el cuarto proyecto de investigación en el que UGR y Cedisa van de la mano. En todos los casos se trata de investigaciones muy novedosas, asociadas estrechamente a la realidad del tiempo que nos ha tocado vivir, como la obesidad, la adicción a las drogas e, incluso, el maltrato a la mujer. 

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