Autónomos de economía social: Un valor de presente y de futuro

La figura del trabajador por cuenta propia en la actual coyuntura socioeconómica ha adquirido unas dimensiones que distan millas de la consideración empresarial, social e institucional que hace años tenían los autónomos en la sociedad andaluza. Hoy en día, ya nadie pone en duda que los autónomos contribuyen a la creación de empleo, riqueza y bienestar social liderando una corriente con sello propio en sectores tan punteros como la innovación o la tecnología. 

El colectivo, y especialmente aquellos adscritos al sector de las empresas de economía social, ha facilitado en este periodo no sólo el mantenimiento de las actividades en las que tradicionalmente ha estado presente, como el comercio, el transporte, los servicios o la agricultura, sino que además ha protagonizado y liderado la reorientación que la economía andaluza, y por ende la granadina, está experimentando actualmente hacia un modelo de desarrollo sostenible y en el que el factor social tiene un papel prioritario. Las pequeñas empresas que gestionan estos empresarios generan ya uno de cada tres nuevos puestos de trabajo que se crean en el país, al  mismo tiempo que contribuyen al afianzamiento de la población en los territorios y al desarrollo local. De esta forma, y con casi medio millón de afiliados a la Seguridad Social en Andalucía de los que 59.479 proceden de Granada, el tejido empresarial compuesto por los autónomos de economía social ha incorporado en los últimos años a centenares de trabajadores profesionales que desarrollan sus capacidades y esfuerzo en actividades con alto valor añadido y fuertes dosis de innovación y conocimiento.

La actividad de los autónomos en Andalucía se concreta, en la mayoría de los casos, en lo que se conoce como microempresa o pequeña empresa cuyos trabajadores adoptan fórmulas asociativas de Economía Social integradas, a su vez, por socios individuales que trabajan por cuenta propia.  Así, los autónomos somos economía social compatibilizando el papel de trabajadores y empresarios al mismo tiempo. Hacemos prevalecer sobre cualquier otro criterio, la permanencia de nuestros puestos de trabajo y los de nuestros trabajadores apostando por el mantenimiento de empleos de calidad y abordando la conciliación de la vida laboral y personal. En situaciones de extrema dificultad, nuestras empresas apuestan por el valor de sus trabajadores y optan por la contribución añadida de la profesionalidad que éstos aportan buscando alternativas de otra naturaleza frente a la salida fácil de los despidos o la reestructuración de la plantilla. Las empresas de Economía Social son consideradas mundialmente como modelos de empresa socialmente responsables, comprometidas con las personas y con la sociedad y capaces de armonizar la necesaria función económica con otra no menos importante función social, elemento diferenciador que denota la responsabilidad de las mismas. 

El camino que hemos recorrido hasta ahora no ha estado exento de dificultades, de ahí a que Caesa haya aplaudido las últimas medidas aprobadas para apoyar al colectivo como Ley de Segunda Oportunidad o el Programa de Fomento y Consolidación del Trabajo Autónomo. Desde las organizaciones representativas de Economía Social, apostamos por un gran pacto nacional de todas las administraciones en defensa del único colectivo que crea empleo en la actualidad. 

Hoy, más que nunca, es imprescindible aunar esfuerzos y compromisos entre las Administraciones públicas y los agentes económicos y sociales en pro del desarrollo económico, social y medioambiental Y, para ello, hemos de dotarnos de una estructura económica productiva alejada de la especulación, moderna y eficaz y capaz de generar actividad empresarial socialmente responsable.

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