Entrevista: Ángel Gijón, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Motril

Granada Económica • Especial Costa Tropical de Granada

«Un país que no da oportunidades es un país frustrado y frustrante»

Ángel Gijón es arquitecto de profesión y preside la Cámara de Comercio de Motril. Nunca se ha desvinculado de la arquitectura desde que consiguió su titulación superior en Madrid, y su currículum es fecundo y extenso. Ha cursado máster, ganado premios e impartido cursos, y ha sido decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Granada, consejero del Consejo Andaluz de Colegios de Arquitectos, presidente de la Fundación Cultural Arquitectos de Granada y, desde 2010, es presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Motril, siendo también miembro del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Motril. 

¿Cuál es el principal problema que tiene la Costa Tropical según su criterio?

La costa Tropical lleva bastante tiempo arrastrando algunos problemas. Ha sido la hermana pobre a la hora de recibir las infraestructuras de comunicación. Es una buena noticia la apertura de los dos nuevos tramos de autovía, pero se ha hecho con veinte años de retraso y es insuficiente, porque todavía sigue sin terminarse el importante tramo Gorgoracha-Puntalón, que generará un paso mucho más fluido hacia Almería y un mejor acceso a Motril. El retraso para cerrar la A7, unido a que no tenemos ferrocarril, es un déficit intolerable. Esa falta de infraestructuras nos ha limitado extraordinariamente y nos ha restado competitividad a pesar de tener todos los ingredientes necesarios para ser un gran destino turístico.

En ese sentido, ¿qué les dirían desde la Cámara a los políticos granadinos?

Con la implantación de la Autonomía andaluza, Granada perdió gran parte del peso administrativo que tenía. En mi opinión, nos tocó menos de lo que merecíamos, pero afortunadamente tenemos recursos: contamos con una de las mejores universidades de España, el PTS, aeropuerto, sierra, una ciudad histórica riquísima en patrimonio, incluyendo a la Alhambra, y tenemos la Costa y el Puerto para dinamizar la economía y el turismo y constituir un eje potente con el turismo de cruceros. Por tanto, lo que nos falta es un proyecto que articule todas nuestras materias primas, para poseer un motor económico desde la capital que implique a toda la provincia. Aparte del turismo, hay que apoyar a la industria agroalimentaria, al Puerto de Motril y los demás recursos mencionados. Y eso es lo que les decimos a los políticos, que articulen nuestros potenciales. Nos hace falta llorar menos y recurrir más a nuestros sectores estratégicos. En este mundo global hay que saber venderse bien. Para eso hay que coordinar nuestra oferta y eliminar trabas; no es positivo, en absoluto, que seamos el sitio donde más cuesta abrir un negocio. La capital debe liderar el turismo, el sector financiero y la economía del conocimiento, y proyectar los réditos hacia el resto de la provincia, sirviéndose, a su vez, de los atractivos -como la playa- que ella no puede ofrecer per se. 

Como arquitecto, ¿qué diseño urbanístico estima que debería tener la Costa?

Con la nueva autovía, la franja Motril-Salobreña-Almuñécar-La Herradura puede convertirse en una conurbación en la que las cosas se hagan de otra manera. Por tanto, primero habría que observar las repercusiones que tendría esa nueva forma de comunicación entre los municipios de la Costa. Hay que buscar un modelo territorial que responda a las demandas actuales, que el desarrollo de los municipios sea equilibrado y observando criterios de sostenibilidad y racionalidad urbanística. Hacen falta infraestructuras hoteleras y de ocio que nos hagan más competitivos, pero dentro de un proyecto que respete el medio ambiente, y no construyendo de manera agresiva y por iniciativa propia. Ahora mismo tenemos un 36 por ciento de paro, los ciudadanos consumen menos y los hoteleros no logran romper la estacionalidad. La exportación es muy importante en la Costa, pero no puede ser que la única solución que demos a los jóvenes sea salir del país; ¿qué conseguiríamos entonces, convertir España en un gran geriátrico? Hace falta una población activa que tire del carro con energía y,  en estos momentos, en los que se habla de acometer numerosos cambios, el más importante y, por tanto, el primero que se debería producir es un cambio de mentalidad. Que los políticos se pongan a trabajar con los agentes sociales en proyectos serios que nos saquen de esta crisis, que dura siete años y que está devastando el tejido productivo de nuestro país. Es esencial que la gente joven, sobre todo, recupere la ilusión. Un país que no da oportunidades a los jóvenes es un país frustrado y frustrante.

Por tanto, creo que es compatible lo que decía de llorar menos y trabajar más y, a la vez, exigirle a los políticos que trabajen a fondo para solucionar los ingentes problemas de los ciudadanos. En muchos casos, como el de la prensa de Rules, se trata de acciones muy concretas.

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