Medidas con sentido

Venimos conociendo la puesta en marcha de una serie de medidas, que por duras que parezcan no carecen de sentido y van orientadas al buen fin y funcionamiento de nuestro país. Unas medidas que se están llevando a cabo para corregir muchas cosas que se hicieron mal en el pasado, porque hay más de cinco millones de españoles, entre ellos muchos jóvenes, que no pueden trabajar, y ese es –principalmente– el sentido de las decisiones que se toman. 

Subir los impuestos, quitar pagas extraordinarias, bajar los moscosos, no son plato de buen gusto para ningún gobernante, pero ha llegado el momento de tomar el toro por los cuernos y demostrar a los países de nuestro entorno que somos capaces de salir adelante, pese a la estrepitosa situación en que nos encontramos.

Tenemos una deuda que hay que pagar. Debemos  970.000 millones de euros al exterior y tenemos un déficit de 90.000 millones.

No apretarse el cinturón ante ese panorama sería un suicidio, por lo que –pese a lo complicado de adoptar según qué decisiones– podemos concluir que se están tomando medidas con mucho sentido.

Y el sentido es que ante el resto del mundo y nosotros mismos debemos concienciarnos de que somos un país serio, un país fuerte y un país en el que sabemos hacer las cosas bien.

Cuestión aparte merece el debate del Estado de las Autonomías, del que habrá que estudiar su sentido y su resultado. Habrá que sentarse a analizar si una competencia debe ser objeto de tratamiento por distintas administraciones, pues estamos desdoblando esfuerzos que –debidamente organizados– pueden orientarse de una forma más eficaz.

Tras treinta años de gobiernos autonómicos, entiendo que toca reflexionar sobre la regulación constitucional del Estado de las Autonomías, en el que habrá que afinar y regularlo de forma que nuestras administraciones públicas no estén sobredimensionadas y resuelvan los problemas de los ciudadanos en lugar de provocar un mayor endeudamiento, como hasta la fecha se ha venido produciendo como ha quedado de manifiesto.

Pero todas estas cuestiones, deben abordarse desde el optimismo y con el convencimiento de que entre todos podemos y sabremos salir adelante de una situación tan difícil como la que nos ha tocado vivir.

Por ello es de reprochar la posición de algunos partidos políticos que critican la acción del Ejecutivo, ya que intentar resolver esta situación sin poner remedios, ni sacrificios y sin reformas es absurdo. Es pura ingenuidad. Es imposible.

Estoy convencido de que la única política que puede aportar esperanza para devolver a nuestro pueblo el empleo y el bienestar de los españoles es la que se está llevando a cabo por el Gobierno de España, con Mariano Rajoy a la cabeza.

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