Entrevista a Francisco Muñoz Collado, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Granada

Desde el año 2003, Francisco Muñoz Collado preside el Colegio Oficial de Veterinarios, organismo que conoce bien ya que anteriormente fue vocal, vicepresidente y presidente en funciones.

Este Colegio representa a todos los titulados universitarios en Veterinaria que realizan sus tareas profesionales en el ámbito de la provincia, los cuales pueden desarrollar sus actividades tanto en la Administración y Organismos Públicos como en empresas privadas, así como en docencia e investigación.

¿Qué servicios presta el Colegio de Veterinarios a sus asociados?

El Colegio, por un lado presta servicio a la ciudadanía y, por otro lado, presta servicio a sus colegiados, siendo el fundamental la representación y defensa de los intereses del profesional ante todas las instancias.

Además, ofrecemos un servicio básico de formación, facilitando el acceso a la actualización de conocimientos. La mayoría de esta formación es de carácter clínica, ya que como comentaba anteriormente, la mayoría de veterinarios del colegio son clínicos. Sin olvidar, por supuesto, la formación en materia de salud pública.

¿Qué papel juega el colectivo de veterinarios de la provincia de Granada?

En la provincia de Granada, este Colegio agrupa a 380 colegiados y de ellos, unos 240 se dedican a la clínica veterinaria, bien en establecimientos propios o por cuenta ajena.

Las clínicas veterinarias, que superan el centenar en nuestra provincia y son de gran importancia dentro del sector de atención a los animales domésticos, son uno de los motores económicos de la profesión veterinaria directamente.

En general, la mayoría de los veterinarios que trabajan en el ejercicio clínico son autónomos y carecen de empleados la mayoría de ellos. Por otra parte, los que tienen establecimiento clínico tienen un nivel de contratación de entre 1 y 2 empleados de media, entre auxiliares y administrativos.

Estaríamos hablando que en total, el sector genera alrededor de 700 empleos directos. A esto habría que sumar otros muchos indirectos que se generan de temas como asesoría, abogados…

¿Hay algún convenio que regule el ejercicio de la profesión veterinaria?

Este es un sector que carece de convenio colectivo profesional y de ahí que uno de nuestros objetivos sea promover una norma que regule las clínicas veterinarias y la relación laboral tanto de los veterinarios contratados por veterinarios, como de los auxiliares de veterinaria que puedan ser contratados por los veterinarios.

Este es un sector de salud pública que presta servicio en unos horarios muy dispares, con servicios de guardia, urgencias, y el riesgo añadido de que se trabaja con animales que pueden generar circunstancias de riesgo. Por ello, entendemos que es un sector que tiene que tener su propio convenio y en ello estamos trabajando.

¿Nos podría hablar sobre la participación del veterinario en el control de la salud pública?

Esta es una faceta algo desconocida del veterinario, ya que cuando se habla de nuestra profesión siempre se piensa en la clínica veterinaria. 

Sin embargo, una de las funciones más importantes del veterinario es la preservación de la salud pública y en este sentido, le corresponde el control de los alimentos de origen animal, desde el campo hasta que llegan al plato. Se encarga de vigilar el animal cuando nace en la granja, sigue los protocolos para el control de enfermedades infecciosas y cuando el animal entra en la cadena alimentaria, el veterinario también tiene una participación ineludible.

Las industrias de un peso considerable, lo lógico es que además del veterinario que hace el control oficial, tengan su propio veterinario particular. 

Aquí en Granada, las industrias que tienen veterinario propio perteneciente al Colegio, son pocas y no alcanzan las 5. Lo que sí tienen todas son servicios veterinarios contratados indirectamente como prestación de servicios, porque al fin y al cabo estas industrias tienen que tener un sistema de control de puntos críticos y análisis de riesgos, que no requieren que el veterinario esté incorporado a la industria, pero sí requiere que los protocolos sean diseñados y supervisados por estos profesionales, que periódicamente realizan actuaciones como la toma de muestras o la verificación de controles que la propia empresa tiene que tener establecidos.

En general y gracias a estos controles, podemos estar seguros de lo que comemos…

Podemos tener un alto nivel de tranquilidad y seguridad y prueba de ello es la reducción o el no aumento del número de intoxicaciones alimentarias.

Salirse fuera de la cadena de control alimentario conlleva un riesgo para el consumidor y tenemos que ser conscientes de ello.

¿Tienen datos de lo que genera económicamente el colectivo de veterinarios en Granada?

Los datos son referentes al suministro de material que se utiliza en clínicas. Este Colegio suministra la documentación de registro e identificación de los animales y en el último ejercicio realizamos una facturación neta de 360.000 euros en temas de documentación oficial, cartillas y microchip.

Esto es un indicador de que la actividad clínica se está recuperando, ya que como todos los sectores nos vimos afectados por la crisis económica e incluso tuvo que cerrar alguna clínica.

A pesar de este repunte, seguimos con una lastra económica muy importante dada por el tema del IVA en las clínicas. Cuando se modificaron los tipos de IVA, se incrementó al 21%,  que no se corresponde con el carácter de profesión sanitaria que tiene la veterinaria. Esto ha hecho un daño económico importante para la profesión y seguimos luchando desde todas las instancias para la reducción y equiparación al resto de profesiones sanitarias.

¿Y en cuanto al empleo que genera el sector, qué podría destacar?

Este es un sector en el que apenas hay desempleo, siendo una de las primeras profesiones en bajas cifras de paro.

En contraposición, lo que sí tenemos es subempleo o condiciones precarias.

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