¿Milagro Granada?

Hay que ser muy creyente para creer en el milagro o llamarse Sebastián Pérez y presidir el Partido Popular en Granada. 

Milagro es haber sobrevivido a una legislatura que ha enriquecido aun más a una minoría privilegiada, mientras empobrecía a la mayoría, golpeaba con dureza los pilares de nuestro Estado de Bienestar y cercenaba derechos laborales y sociales. 

Milagro es que no se haya agotado el colchón familiar. Que las familias, y muy especialmente nuestros mayores, hayan podido amortiguar el peso de los recortes y el sacrificio estéril impuestos por la política económica errática de un gobierno, el de Rajoy, que ha actuado  movido por principios ideológicos muy claros, de derecha neoliberal en lo económico y de ultra derecha en todo lo demás. 

Milagro es que vuelvan a ganar las elecciones el 20 de diciembre vendiendo un discurso triunfalista que describe una realidad que no existe más allá de su propaganda electoral.  

Ya pueden retorcer los números y sacar pecho de los “logros” que se han inventado o corresponden a otros. Ya pueden decir que viene el AVE, que han creado empleo, que hay menos paro que cuando llegaron, que han aumentado las pensiones, que nos han sacado de la crisis sin dejar a nadie en la cuneta. Total, los números lo aguantan todo. Pero, ¿qué AVE?, ¿qué empleo?, ¿cuántos parados menos?, ¿qué pensiones?, ¿en serio que nos han sacado de la crisis?…  

De milagro nada. Tan sólo hay una tímida recuperación y muchos ciudadanos en la cuneta. Recuperación que no obedece a sus “logros”, ni a una buena situación de la económica real, sino a un cambio de ciclo, a la política monetaria del Banco Central Europeo, a la depreciación del euro frente al dólar y a la caída de los precios del petróleo y otras materias primas.  

En el terreno laboral, la realidad y las estadísticas oficiales son contundentes. Granada, en el furgón de cola, ha destacado por la pérdida de empleo durante la crisis, pero también por la vertiginosa ampliación de la desigualdad derivada de la intensa devaluación salarial y de las erróneas políticas de reducción de derechos laborales propiciadas por la reforma laboral impuesta por el Partido Popular. 

 Además, la tímida recuperación que tanto celebra el señor Rajoy, y Sebastián Pérez en Granada, está dando lugar a un insuficiente crecimiento del empleo, de muy mala calidad y muy bajos salarios.  

A los fenómenos estructurales del mercado laboral granadino, como es la temporalidad descausalizada en la contratación, se han unido nuevas formas de precariedad. Entre ellas, el auge del empleo a tiempo parcial involuntario, que ha ido de la mano de un aumento del número de horas efectivas trabajadas a la semana, junto a un incremento del peso de las horas extraordinarias no pagadas.

A esta realidad se une el efecto desánimo entre las personas desempleadas, el exilio económico de nuestros mejores talentos y un elevado volumen de desempleo estructural, de larga duración, sin derecho a prestaciones, y que limita la vuelta de muchas personas al empleo. 

Así pues, no es un milagro lo que necesita Granada, sino una economía mejor preparada para afrontar periodos críticos y fortalecer el tejido productivo y nuestro mercado de trabajo. Por  ello, UGT insiste en la necesidad de acometer un cambio de modelo productivo sustentado en actividades de alto valor añadido, un tejido productivo más fuerte, con más industria y más empleo de calidad, con mejores condiciones laborales y con mayores niveles de igualdad.

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