Bruscamente cambiaron las reglas del juego

Opinión

Cecilia Jiménez Fernández

Estalló lo que se  veía venir y quedamos desubicados. Los  emprendedores que aguantamos, en mi opinión y por cómico que parezca, somos una masa de agotados por sobrevivir mientras invertimos de manera equivocada  energía personal en la búsqueda de soluciones, de explicaciones, de culpables. Aterrizados  como quien dice  con alas prestadas de papel,  entre  estallidos de bolas de cristal de expertos economistas, tratamos de recomponernos del terror  propio tras sufrir una  generalizada convulsión.

Supervivencia es lo  inmediato ante el  caos, y  si hasta el momento  has escapado al colapso sobrevenido del corte crediticio y financiero, que ha sido radical,  llega la hora  de dejar de lamentarse  y de replantear la empresa de manera útil, con unas reglas del juego totalmente diferentes. En nuestro sector, construcción de obra pública,  conscientes de que formamos parte de una competencia atroz, devoradora, cuyo  futuro depende bastante de unos presupuestos que con  certeza van a ir  a menos ¿Qué nos espera? 

La permanencia,  en mi opinión, pasa por unión en vez de competencia,  encontrar hueco en un mundo global,  internacionalizar la empresa,  ubicarte allí donde seamos necesarios y además  reinventar una empresa diferente para una sociedad diferente. El reto diario: no bajar la guardia, centrarnos en hacer muy bien lo que sabemos, planificar, reducir gastos hasta en las pequeñas cosas, y a largo plazo pensar en productos imprescindibles, no  tanto en crear una necesidad, sino más bien  respuestas a  carencias pendientes de saciar. Pienso que   hay una llamada clamorosa a lo básico, primario y útil porque no sin  dolor,  obligatoriamente todos prescindiremos de  lo superfluo.

Siempre he creído que empresa y sociedad van de la mano, si el panorama actual  es  de una sociedad empobrecida, confundida, desorientada, consecuentemente la empresa es  pareja a ella y ambas requieren una profunda reflexión. Construir sociedad,  es asunto de todos y el sentimiento de confianza se produce cuando el recorrido de cada individuo es una suma de actos responsables. Esa  respuesta individual  de hacer lo mejor para todos sin confusiones, difícilmente va a suceder si de los líderes políticos y sociales no  se obtienen  claros ejemplos de  honestidad,  no se erradica la corrupción, ni cambia en  ellos, (todos) esa  tendencia a   pensar solo en el poder, en su ombligo y su ego. Si  eso no ocurre mal asunto,  o al menos así lo veo yo. No es suficiente con tomar medidas, recortes…. que también. Se precisan además  políticos  responsables, limar en los emprendedores la incertidumbre arraigada en las vísceras, y no  por lo sucedido sino por esa sensación de que algo se nos oculta.

De todos modos los de nuestra condición, antes o después… estoy segura de que con nuevas alas emprenderemos vuelo, sin  business claro, pero vuelo al fin.

* Cecilia Jiménez 

Gerente de Estructuras y Vías del Sur

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