¡¡¡¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?!!!

Opinión / Revista de prensa • Granada Económica

Carmen Martín-Lagos López* 

  

Esta manida expresión, de procedencia ciertamente extravagante y tan popular en los últimos tiempos, expresa con toda nitidez el sentimiento que en la actualidad invade a muchísimos empresarios de ésta, Nuestra España. 

 

De un tiempo a esta parte parece haber una especie de conspiración, de malévola confabulación, tendente a conseguir que irremediablemente, y muy a nuestro pesar, acabemos cerrando el “chiringuito”. Y para que hablar si nos centramos en nuestro sector, la construcción.  

Primeramente nos enfrentamos al “pequeño problema” de la falta de trabajo. En efecto, a la absoluta inactividad por parte de la iniciativa privada se une el recorte que el Estado ha dado a las inversiones públicas y los problemas de endeudamiento que sufren Comunidades Autónomas y  Ayuntamientos. Todo ello lleva a una situación de paro casi generalizado en el sector.  

Por otro lado, hemos de añadir el, nada despreciable, contratiempo de la falta de liquidez que arrastramos. Al respecto resulta muy curioso que esté socialmente extendida la expresión la “Administración paga tarde pero al final paga”. Debemos aceptar, y de hecho aceptamos de plano, que si trabajamos para una administración pública vamos a cobrar tarde. Y, claro está, nosotros no podemos emplear los mismos plazos para pagar a nuestros proveedores, subcontratistas o trabajadores, por lo que nos vemos obligados a adelantar un dinero que YA NO TENEMOS.  Y ni que decir tiene que hemos de cumplir puntualmente nuestras obligaciones con Hacienda y la Seguridad Social, adelantando incluso el IVA de las facturas que aún no hemos cobrado. Todo ello nos está provocando numerosas dificultades en la solvencia a corto plazo. 

Ante esta situación podríamos respirar con cierta tranquilidad si tuviéramos detrás el respaldo de nuestro banco o caja de ahorros. Pero, que mala suerte, estas entidades, hasta ayer interesadísimas en la captación y remuneración de los ingresos procedentes de la construcción y en la concesión de créditos y préstamos a las empresas de nuestro sector, no están ahora por la labor de colaborar. Más bien todo lo contrario cancelación de pólizas de crédito, confirming y factoring, denegación de endoso de certificaciones y subida de intereses y comisiones, son el día a día de nuestras empresas.  Ya nos lo advirtió Mark Twain (1835-1910) un “banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover”. 

 Tenemos por delante un panorama absolutamente desalentador y no solo no vemos indicios de mejoría sino que, muy al contrario, cuando examinamos las medidas que se están tomando para, supuestamente, incentivar la economía y fomentar la creación de empleo, nos damos cuenta de lo larga que va a resultar la senda emprendida. 

No obstante desde el medio de este océano, en esta noche oscura en la que nos encontramos, solos y rodeados de agua por todas partes, sin apenas víveres, con la tripulación mermada e inutilizado el armamento, exhaustos, decepcionados, temerosos, sin atisbar dirección clara en el horizonte, nos aferramos a una sola idea: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes” (Khalil Gibran. 1883-1931). Esperemos estar vivos cuando amanezca…

 

 

*Carmen Martín-Lagos López

Gerente 

Urbana de Infrestructuras e Ingeniería S.L. 

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