“El reto en Calahonda es comenzar a recibir visitantes extranjeros”

Especial Costa Tropical • Granada Económica 

ENTREVISTA /  CECILIO PÉREZ IBÁÑEZ, DIRECTOR GENERAL DEL HOTEL EMBARCADERO, DE CALAHONDA

Proyectos de futuro/ Cecilio Pérez aboga  por un crecimiento apoyado en las infraestructuras

El Hotel Embarcadero de Calahonda está situado en un hermoso paraje de este pueblo de la Costa Tropical. Está enclavado en un lugar estratégico, junto al conocido peñón de la localidad costera y al embarcadero que le da nombre. Las barcas que están varadas en la orilla y las aguas cristalinas que bañan la playa, confieren al entorno un aspecto casi caribeño y, en cualquier caso, de innegable belleza. Cecilio Pérez Ibáñez, el gerente del hotel, nos concede una entrevista en la que habla acerca de las posibilidades que ofrece su complejo hotelero y de los retos de futuro a nivel turístico y empresarial. 

“El hotel se construyó en los años sesenta -comienza Pérez Ibáñez- . Es un hotel emblemático, que al principio se llamaba Hotel Las Palmeras, muy conocido por los granadinos. Tras la muerte del propietario y una fugaz gestión de los hijos de este, el hotel se puso en venta y lo adquirimos nosotros. Tras un largo periplo burocrático, conseguimos la licencia para acometer la rehabilitación del edificio, y de las 36 habitaciones primigenias, acabamos reduciendo el número de estas a 35”. Prosiguiendo con las habitaciones, cabe destacar que 22 de las 35 que hay actualmente en el establecimiento hotelero, tienen terraza con vistas al mar. Las otras 13 se sitúan frente a la montaña, unas vistas que tampoco tienen desperdicio.  El restaurante del hotel, situado en la planta baja, tiene capacidad para 60 comensales, mientras que la terraza exterior puede dar cabida hasta a 100 personas. “ Una ventaja de la terraza -continúa el director general- es que puede utilizarse tanto en verano como en invierno, ya que disponemos de unos toldos capaces de aislar completamente la zona del frío y el viento”. Otro de los encantos del hotel es la proximidad de la playa. Se puede acceder a esta directamente por una pasarela desde la terraza del hotel, en menos de un minuto, una ventaja impensable hoy día con la actual Ley de Costas. Además, es posible comenzar a bucear desde la misma zona del embarcadero, sin tener que utilizar una barca para desplazarse a aguas más profundas. A este deporte hay que sumar la pesca, que se desarrolla exclusivamente como actividad deportiva y de ocio, ya que la pesca comercial desapareció de esta zona hace más de dos décadas. 

Volviendo al restaurante, pero centrándonos en su oferta culinaria, Cecilio Pérez explica que el comedor está gestionado por dos personas de confianza que dotan al hotel de una gastronomía a la altura de las instalaciones de alojamiento. “Aunque la especialidad es el pescado, hemos puesto un gran empeño en ofertar una rica y variada cocina de interior, que incluye, por supuesto, carnes, distintas especialidades, frutas de la zona, como aguacates, chirimoya, mango o papaya”. En temporada alta, el hotel da empleo a 20 personas, que atienden de manera profesional y diligente a los clientes. Estos, según cuenta el gerente, provienen mayoritariamente de Andalucía, aunque comienza a apreciarse una afluencia creciente de visitantes madrileños. El reto es comenzar a recibir a visitantes extranjeros. “En Calahonda, aún no hemos conseguido atraer a visitantes de fuera de España, que son los que nos permitirían abrir en invierno. Desgraciadamente, está muy lejos de cualquier aeropuerto, y la situación de las carreteras no acompaña precisamente”. De nuevo, las infraestructuras vuelven a ser una reivindicación recurrente en boca de un hostelero, por las enormes posibilidades de desarrollo turístico que bloquean con sus déficits. 

En cuanto a los precios, son bastante asequibles. Hasta el mes de julio, es posible reservar una habitación por 35 euros la noche, una ganga teniendo en cuenta la calidad de las instalaciones y la belleza y singularidad del paraje. El  hotel tiene 3 estrellas y puede englobarse dentro de lo que se denomina “hoteles con encanto”. Las infraestructuras actuales nada tienen que ver con las de los años sesenta, ya que fue sometido a una profunda rehabilitación que lo equiparó a cualquier hotel actual. De hecho, los servicios y las calidades tienen más que ver con un hotel de 4 estrellas que de 3. Valga como ejemplo la puntuación que otorga Booking a este hotel: 8,9 sobre 10, de las más altas del conocido buscador.

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