La Junta de Andalucía ayuda a 28 asociaciones agrarias con calidad certificada

Granada Económica • Economía – Agricultura

ASOCIACIONES AGRARIAS / LAS 28 APIS RECIBEN 650.000 EUROS DE LA JUNTA PARA MEJORAR LA COMPETITIVIDAD, LA PRODUCCIÓN Y LA CALIDAD DE SUS PRODUCTOS

Granada representa el mayor cultivo de producción integrada de Andalucía

La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Agricultura, entregó el séptimo día de diciembre, 650.000 euros a 28 Asociaciones de Producción Integrada, APIs, de la provincia de Granada. Un aporte que, según afirmó la delegada de Agricultura, Victoria Romero, durante la entrega de las ayudas a los representantes de las 28 APIs de la provincia, en la sede administrativa de la Junta de Andalucía en Almajáyar, “van a redundar en la competitividad del sector agrícola y en mejorar la producción y la calidad de los productos agrícolas de la provincia”. 

Estas ayudas son 125.000 euros mayores que las destinadas en la convocatoria pasada y tienen como objetivo los pagos de asesoramiento técnico, los tratamientos y el análisis de las producciones agrarias de cultivos integrados, un modelo de producción más sostenible con el medio ambiente que apoya la Consejería de Agricultura de la Junta, y que pasan un proceso de controles en su producción y elaboración para optar en su comercialización al distintivo de calidad certificada.

Victoria Romero se refirió a la producción integrada, con una gran implantación en Andalucía, como el modelo productivo agrícola que marcará las normas de la política comunitaria de las PAC, a partir de 2013, en la que agricultores y productores de nuestra comunidad y, especialmente, la provincia de Granada, están aumentando el número de hectáreas anualmente. Andalucía cultiva el 63 por ciento de la producción integrada nacional y Granada es la primera provincia andaluza que lidera esta práctica agrícola sostenible en el olivar, con la mitad de sus cultivos, alrededor de 87.000 hectáreas, que son cultivadas con técnicas que reducen considerablemente los fertilizantes y plagicidas, en pos de métodos biológicos y químicos controlados, sólo en casos estrictamente necesarios y bajo la supervisión técnica, que en Andalucía quedó regulada por una normativa en 2002. “Es un tipo de práctica agrícola intermedia entre la agricultura industrial o convencional y la agricultura ecológica, que conlleva amplios beneficios para el consumidor, el agricultor y el medio ambiente”, dijo la delegada. 

En este sentido, indicó la satisfacción de la Consejería de Agricultura por el amplio crecimiento que ha experimentado esta técnica productiva en Andalucía, en los últimos diez años, y agradeció a los agricultores su esfuerzo e implicación, que les ha permitido llegar a la nueva reforma de la PAC con un amplio trabajo realizado, además de reconocer Bruselas que el modelo andaluz es el ejemplo europeo a seguir en las producciones agrícolas, por los elevados beneficios económicos, sociales y medioambientales que reporta.

Victoria Romero también hizo un llamamiento a los consumidores para que en Navidad incluyan productos andaluces con el distintivo de calidad certificada, que supervisa la Consejería, para apoyar la agricultura y agroindustria andaluzas. “Atravesamos una etapa en la que estas compras adquieren mayor valor y apoyo para el mantenimiento y competitividad del sector andaluz”, señaló la delegada agrícola.

De las 28 APIs que han recibido ayudas, 23 son asociaciones de cooperativas del sector del olivar, que cultivan la mitad de este cultivo en la provincia, con cerca de 87.000 hectáreas. También han obtenido esta ayudas tres cooperativas de hortofrutícolas, con cultivos en invernaderos de 175 hectáreas, y la cooperativa Sol de Fardes, productora de melocotón con 112 hectáreas.

Las ventajas y beneficios que aporta la producción integrada para el consumidor son una alta calidad de los productos e información en el etiquetado, que asegura la trazabilidad del producto. Esta práctica incrementa el valor añadido de los productos, utiliza racionalmente los medios de producción, mejora la rentabilidad de las explotaciones, aumenta la calidad de vida en el medio rural y mejora la prevención de los riesgos laborales. Reduce la contaminación, la erosión en el suelo y mejora la fertilidad. Además de proteger la flora y la fauna autóctonas, potencia la actividad conservadora del medio rural y del paisaje, racionaliza los recursos naturales y garantiza la sostenibilidad del agrosistema.  

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