RAZONES ECONÓMICAS PARA CONSERVAR LA NATURALEZA

Granada Económica • Opinión – Revista de Prensa

Ignacio Henares Civantos* 

Yo me crié mamando los valores estéticos de los espacios naturales protegidos, valores intrínsecos y valores extrínsecos que dicen los teóricos del paisaje. Esas fueron además las razones iniciales de la declaración de los primeros parques nacionales en Estados Unidos y en nuestro país: la belleza, singularidad y/o espectacularidad de sus paisajes. 

Luego me formé académicamente con la importancia del mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales y de la protección de la flora y de la fauna de dichos espacios. Y aprendí el origen de la enorme biodiversidad de nuestra Andalucía. Esa fue la razón por la  que la surgió la mayor parte de la Red Andaluza de Espacios Naturales Protegidos a finales de la década de los 80 y ese fue el principal papel asignado a nuestros parques, reservas y parajes naturales. Una cuarta parte del territorio andaluz quedaba incluido bajo alguna figura de protección, convirtiéndonos en una comunidad autónoma pionera en este tipo de políticas ambientales. Quizás teníamos complejos de nuestro maltrato y desconocimiento de la importancia de nuestro patrimonio natural y nos lanzamos a recuperar terreno. 

Posteriormente incorporé una dimensión más social al papel de los ENP e interioricé que la conservación de los espacios y de las especies era una cuestión ética, de solidaridad en el espacio y en el tiempo, con las generaciones venideras y con otros lugares del planeta. 

Pero hoy día parece que todo tiene que verse bajo el prisma (que algunos quisieran que fuera por el aro) de la economía y desde la gestión de los espacios naturales protegidos estamos aprendiendo, primero a introducir en la “contabilidad” los servicios que los espacios naturales aportan al bienestar de la sociedad aunque no sean tangibles, ya que aunque no tengan precio, tienen mucho valor y el coste de su reposición, cuando es posible, es muy alto. En segundo lugar, nuestros parques naturales y nacionales han ido articulando un tejido productivo nuevo basado en el concepto de desarrollo sostenible, contribuyendo a la creación de empleo y fijando a la población al territorio, fomentando el mantenimiento de las actividades tradicionales. 

A lo largo de todos estos años he comprobado que la problemática del mundo rural, en el que se insertan la mayor parte de nuestro patrimonio natural, no es a causa de la declaración de espacios naturales protegidos pero que, por el contrario, estos pueden ser una solución alternativa a la crisis y una base importante del nuevo modelo económico a implantar. Y he aprendido que ese binomio contrapuesto de conservación y desarrollo no sólo es una falsa dicotomía sino que es imposible, en la actualidad, realizar conservación de la naturaleza sin un desarrollo de la población local y viceversa, que la mejor manera de fomentar un desarrollo socioeconómico en el entorno de los espacios naturales va ligada a la conservación y uso sostenible de los recursos naturales. Con una advertencia, no todo crecimiento es desarrollo y con una precaución, la de importar un modelo fracasado basado del monocultivo del turismo de masas.

Sierra Nevada acaba de cumplir 25 años desde su Declaración como Reserva de Biosfera. Con el modelo integrado de gestión de parque nacional y natural que se ha ido configurando en estos años, (con una zona núcleo de máxima protección y unas zonas de amortiguación y transición en las que son compatibles las actividades socioeconómicas, salvaguardando la protección de los valores naturales, culturales y paisajísticos), se ha demostrado que la existencia de nuestro espacio natural protegido supone más de una cuarta parte de la facturación de las  empresas de los municipios del área de influencia socioeconómica, alcanzando el 1,4 % del Valor Añadido Bruto del PIB de las provincias de Granada y Almería. Ese mismo porcentaje del total de empleados de ambas provincias se puede adjudicar al empleo generado. 

Podemos concluir que a las razones estéticas, ecológicas y éticas, que debieran bastar para una política avanzada de conservación de nuestros espacios naturales, hay que sumar la aportación Económica que significan  ya, y pueden suponer más en un futuro, para su entorno social próximo, generando un empleo estable y permanente que es, simultáneamente, la mejor garantía para la conservación de nuestro rico y variado patrimonio natural. 

 

*Ignacio Henares Civantos es Conservador del Parque Nacional y Parque Natural de Sierra Nevada

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