Con el paso cambiado

Granada Económica • Opinión

Alfonso González Chacón

 ¿Hip oooh, hip haroo,  hip oooh, hip haroo, así marcaba el paso el sargento Cerón en las interminables prácticas de desfile, la cosa funcionaba del siguiente modo, los primeros, gente alta llamados gastadores y tras ellos los demás en función de su habilidad para acompasar el paso y al final del todo, la morralla, tipos incapaces de coordinar su paso y ritmo con los de delante, izquierda, izquierda, izquierda, derecha, izquierda y todos como uno siguiendo las instrucciones del sargento, a pesar de ello, siempre había quien, como la paloma de Alberti, se confundía, cuando decían izquierda, movían la derecha quedando señalados y ganándose un esfuerzo extra tras la instrucción.

Los últimos datos de empleo en Granada han situado a esa provincia como un ejemplo paradigmático del desacompasado, desde que me instalé en las tierras nazaríes, siempre observé que ahí siempre se va con el paso cambiado. Tras los últimos datos de la EPA Granada ha vuelto a quedar retratada, por no crear, no crea ni empleo basura, que es lo que se ha puesto de moda en este país.

Podría sumergirme en los datos, pero no hace falta ser gallina para saber lo que es un huevo, los números de la EPA son alentadores, se ha creado empleo, pero ¿de qué modo y calidad? Creciendo España al 0,5% no parece que esta creación de empleo sea muy realista y sostenible, más bien un espejismo, pues a la hora de escribir esto, el último dato publicado de paro registrado de julio, Rajoy puede decir que tiene 3.000 parados menos que cuando llegó al gobierno, pero también 500.000 afiliados a la Seguridad Social menos que en ese momento. Hay factores, como  la salida de cientos de miles de inmigrantes y con ellos buena parte de nuestra inteligencia, la minoración de la fuerza de trabajo, también llamada población activa que  ayudan a maquillar unos indicadores que, por otro lado, es innegable que al menos aportan cierta alegría. Tras Cádiz, Granada ocupa en el ranking de desempleo un “honroso” segundo puesto a nivel nacional, en algo se tenía que ser de los primeros.  

 “Algo huele a podrido en Dinamarca” dijo el buen Marcelo a Hamlet, los empresarios, como siempre, echan la culpa al “boogie-woogy”, su presidente Gerardo Cuerva así lo declaraba hace unos días, lo que en otras partes funciona, a ellos no y la Junta de Andalucía gobernada por un PSOE en descomposición, está feliz de ganar elecciones y sentirse centro de la socialdemocracia occidental. Y ante tanta autocomplaciencia, esta provincia sigue su particular declive, más de 35 años de democracia solo han traído una paulatina decadencia como centro económico, jurídico, cultural y administrativo. 

Ahora que trasladé mi residencia a la capital del reino se ven las cosas de otra forma, ya no estoy abducido por la belleza de esa maravillosa tierra, su luz y espléndidos paisajes han quedado grabados con tinta indeleble en mi memoria, pero también ha dejado el conocimiento de sus empresarios y políticos, unos y otros son igualmente responsables de este desastre secular, aunque estos últimos lo son algo más, solo un poco, pues esta Andalucía vació de contenido estratégico al otrora gran reino de Granada atado de pies y manos para competir como territorio, no por culpa de otros, pues como diría el gran Shakespeare en su obra Julio Cesar: “ la culpa querido Bruto no es de nuestra estrella, sino nuestra”, si los granadinos no piensan en Granada, no luchan por sus intereses y su desarrollo, no lo van hacer los sevillanos o los madrileños. La verdad, no me dais pena.  

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