Entrevista a Nicolás Chica, secretario genera de UPA-Granada

El secretario general de UPA-Granada, Nicolás Chica, nació en Chauchina y es diplomado en Relaciones Laborales. Es, asimismo, secretario Ejecutivo de UPA-Andalucía, funcionario de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía y gerente de la cooperativa Agrolachar. En la siguiente entrevista, nos traslada la situación que está viviendo el campo granadino y sus demandas.

¿Cómo ha sido la evolución de UPA-Granada desde que usted es secretario general y qué retos ha tenido que afrontar?

En este tiempo, la organización agraria ha crecido en número de socios, pasando de unos 300 a los más de 500 que somos en la actualidad.

Nuestro trabajo es el de asesoría de prestación de servicios y, por otra parte, somos interlocutores de agricultores y ganadores ante la administración. En este sentido, en estos últimos años esta organización se ha configurado a través de sus oficinas como una gran gestora administrativa de nuestros afiliados.

A lo largo de la provincia de Granada contamos con delegados que están presentes en todas las comarcas para dar respuesta al tema de la territorialidad y, además, contamos con un equipo técnico que da respuesta a cualquier tipo de problema en función del tipo de cultivo.

¿Cuál diría que es su mayor logro al frente de UPA-Granada?

Algo que yo creo que ha sido fundamental: ganarnos la credibilidad de los afiliados. Yo soy una persona de negociación, de interlocución, pero cuando esa vía se agota, entiendo que no nos queda otra que salir a la calle para defender los intereses de mis agricultores.

 En estos once años hemos llevado a cabo encierros, manifestaciones, concentraciones… pero un acto muy significativo fue la acción realizada en Aldeire por la construcción de una planta termosolar. Después de un mes encerrados en el Ayuntamiento y una huelga de hambre ya que no se tuvieron en cuenta los intereses de los agricultores, conseguimos que se duplicara el precio por hectárea de terreno. Esta fue una de las primeras hazañas conseguidas, a las que siguieron después otras en el tiempo.

Más recientemente, hace tres años protagonicé otra acción para defender los intereses de los agricultores de la Costa ante la crisis del pepino, con el objetivo de recobrar la confianza en nuestros productos. Yo cedí lo más privado de una persona, en este caso mi cuerpo, para protagonizar un spot que tuvo gran repercusión mediática.

¿Podría realizar un balance de cómo va el año para las empresas de UPA?

Estamos aún inmersos en una situación de recesión económica y aunque los datos macroeconómicos hablan de recuperación, dicha recuperación no se ha dejado notar en el campo todavía.

¿Cuáles diría que son los grandes problemas del campo andaluz?

El gran problema es el mismo de siempre y no es otro que el precio del producto. 

Además, en los últimos años ha habido una transformación muy importante ya que el agricultor ha confiado en estructuras de economía social, se ha agrupado en cooperativas y está aunando esfuerzos y capital. En Granada, en determinados cultivos estamos hablando de que en torno al 80% determinados sectores están agrupados en cooperativas.  Dichas cooperativas llegan a comercializar directamente en las grandes superficies, lo cual ha llevado a que prácticamente desaparezcan intermediarios y asentadores de mercados mayoristas.

Frente a la concentración de la demanda, nos encontramos con una atomización desmesurada de la oferta. Y eso está siendo utilizado por las grandes cadenas de supermercados, que son las que hoy ponen el precio al producto. Es decir, en pleno siglo XXI, el agricultor todavía no es capaz de poner precio a sus productos, lo cual quiere decir que algo está fallando.

Otro cambio que se ha dado en los últimos años es la puesta en valor de los interproveedores, figura comercial propiciada por las grandes superficies que ha hecho que las magnitudes macroeconomías se trasladen al campo, lo que se llama economía de escala, término que no compagina con la explotación familiar.

Una radiografía de nuestros agricultores en la provincia de Granada muestra que el perfil medio es el de explotaciones con una superficie media de 1 ó 2 hectáreas, muchas veces en régimen de monocultivo que produce 3-4 meses al año debido a la climatología. En ocasiones tienen que implementar la actividad con otros ingresos para poder sobrevivir. Y todo esto dista mucho de la imagen de un interproveedor, que como se puede ver en el norte de la provincia, dispone de numerosas hectáreas, con equipos de siembra y regadío muy sofisticados y una avanzada plantilla de técnicos. A ellos les importa más bien poco el desarrollo sostenible y su meta es hacer números y aumentar su cuenta de resultados obteniendo el máximo de ingresos.

También nos vemos afectados por la globalización, que hace que no haya distancias y se eliminen acerca las fronteras.

¿Cuáles son las demandas del agricultor?

Cuando hablamos con un agricultor nos traslada la idea de que hacer agricultura es caro, debido al aumento incesante de los combustibles, la electricidad, los abonos, la mano de obra… Además, al término de una campaña siempre tiene la incertidumbre de qué pasara con la siguiente.

Por eso pedimos a las instituciones que se preocupen de establecer unos criterios contractuales iguales a los que puede haber en cualquier relación laboral.

¿Qué opinión le merece la Política Agraria Comunitaria?

La Política Agraria Comunitaria está perdiendo peso en el conjunto de Europa. Cada vez se destinan menos recursos y si cada vez se apuesta menos desde Bruselas por el campo granadino, andaluz, español y europeo, será porque la preocupación de los que ocupan los sillones de responsabilidad por el tema agrario, es menor.

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