Decreto de viviendas turísticas

Después de años denunciando a las administraciones la competencia desleal y el intrusismo de las viviendas particulares, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha regulado y aprobado la normativa correspondiente. En el plazo de un año, todas estas viviendas antes alegales, deberán presentar la correspondiente declaración responsable del cumplimiento de la nueva norma.  

No puede decirse que los requisitos para transformar nuestra vivienda en turística sean muy exigentes. Si usted dispone de licencia de ocupación, ventilación directa, persianas o cortinas tupidas, muebles y enseres, y ropa de cama y lencería, ya está usted casi listo. Tan solo le falta el botiquín, unos cuantos planos de Granada, y por supuesto el Libro de Hojas y Reclamaciones. Lo de ofrecer los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving queda a su elección, aunque dado el éxito que tienen se lo recomiendo encarecidamente. Ya es usted propietario de una vivienda turística. Y ahora, a publicarlo en la web y a hacerse millonario. Aportará usted su granito de arena para fortalecer ese gran invento que es el turismo. 

Los requisitos laborales si usted tiene empleados, los planes generales de higiene,  el plan de prevención de legionella, el registro de entrada de viajeros, las obligaciones fiscales, los requisitos mínimos de metros cuadrados y servicios, la desinsectación y desinfección, los controles de agua y vertido de residuos, y otras muchas obligaciones de los hoteles y apartamentos turísticos, ya vendrán en otras normativas, pero de momento su negocio puede arrancar sin más. Ya es usted empresario. Y ahora ponga usted el precio que le venga en gana. Todo tiene su público. Una ciudad con vocación turística tiene que estar a la altura de  sus turistas. Buenos accesos, calles limpias, bien iluminadas,  y mucha seguridad. Hospitales, centros comerciales, teatros, cines, salas de conciertos. Buen transporte público, amplia red de taxis, y por supuesto, grandes hoteles, restaurantes, y oferta complementaria. 

Además de monumentos, actividades culturales, festivales de todo tipo, etc. etc. Todos ello supone una gran inversión y grandes gastos. Sin embargo, nuestra recompensa será  grandes ingresos por parte de los turistas, cuyo gasto medio asciende al mismo nivel que la calidad de la oferta que ofrecemos. Como en cualquier negocio, si los ingresos son superiores a los gastos, habrá futuro para la industria turística de una determinada ciudad. Si observamos la publicidad de las páginas web de este tipo (a mitad de precio que en un hotel), y al reducirse los ingresos alarmantemente, los gastos deberán ir por el mismo camino, y la oferta se adaptará a los ingresos de estos nuevos turistas. 

Si hablamos de futuro, en cualquier estudio o foro riguroso del sector, el concepto de calidad está siempre presente. Queremos un turismo de calidad, para lo cual luchamos por una oferta de calidad que nos diferencie de otros destinos. Insisto: si los ingresos se reducen, la oferta reducirá su calidad hasta ser rentable. Si la administración controla con dificultad la oferta reglada, ¿qué va a ocurrir con la nueva oferta que aprueba esta ley?  No se pueden poner puertas al campo, pero tampoco podemos aceptar una industria a cualquier precio, y un modelo con escaso futuro.

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