Entrevista a Jesús Banqueri Ozáez, director de la Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación de la UGR

El director de la Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI) de la UGR,  Jesús Banqueri, es doctor en Ciencias Físicas  y profesor titular del Departamento de Electrónica y Tecnología de los Computadores de la Universidad de Granada desde febrero de 1996. Ha desarrollado su labor docente en Ingeniería Electrónica, Informática y en la última década en Ingeniería en Telecomunicación. Asimismo, ha impartido docencia en diversos másteres y ha sido responsable de la evaluación de proyectos de I+D+i empresariales.

¿Qué es la OTRI y cuáles son sus objetivos?

La Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación se creó en la década de los 80, como una iniciativa del Plan Nacional de Investigación. Ante las deficiencias del sistema ciencia-tecnología-empresa, como consecuencia se impulsa la creación de estas oficinas en universidades y organismos públicos de investigación, con objeto de incorporar lo que se ha venido a llamar ‘tercera misión de la universidad’, referida a la contribución de la investigación universitaria a mejorar la competitividad de las empresas y, en definitiva, facilitar el desarrollo socioeconómico de la región en la que se ubica cada universidad.

Tradicionalmente, las universidades, desde su fundación, han estado muy ligadas a la sociedad en la que se integran, cumpliendo con la misión inicial que se les otorgó de trasmisión de conocimiento. Tras una revisión del sistema universitario europeo, en el siglo XIX se incorpora como misión principal de la universidad la investigación. Pero hasta finales del siglo XX no se incorpora la transferencia de conocimiento, es decir, la canalización de los conocimientos que se generan en la universidad hacia el sector productivo, para que la empresa genere riqueza y valor añadido a través de la innovación.

Podemos decir, por lo tanto, que en una institución con más de 800 años, esta misión es muy nueva, ya que llevamos articulándola poco más de 30 años.

El tejido productivo granadino se ha quejado de cierta lejanía con la universidad. ¿Cree que está cambiando esa percepción después del esfuerzo acometido en los últimos años?

Está cambiando a pasos agigantados, lo que ocurre es que a veces nos falta perspectiva.

La Universidad de Granada, después de una crisis como la que hemos atravesado, en el año 2015 realizó 350 contratos de investigación ‘a medida’ por parte de las empresas por valor de más de 6 millones de euros.

De esos 350 contratos, unos 157 se han celebrado con empresas de Granada. Hay que tener en cuenta que el tejido empresarial provincial está formado por pequeñas y medianas empresas, cuya capacidad inversora es menor que en otros entornos.

Afortunadamente, cada vez se va conociendo más esta misión de la universidad y vamos tendiendo puentes. 

Es cierto que aún hace falta un cambio de cultura, tanto en el mundo de la empresa como de la universidad. Esta última tiene que evolucionar hacia la innovación y convertirse en una universidad emprendedora, que se integre en el modelo de crecimiento económico. Por su parte, la empresa tiene que superar el modelo tradicional e incorporar la innovación como estrategia empresarial.

Yo invito a las empresas a colaborar con la universidad, ya que es algo muy factible. No es cierto que laXs empresas tengan que estar en un estado de investigación y desarrollo muy elevado para que se de esta colaboración. 

¿Qué gama de servicios ofrece la UGR a nuestras empresas para darle más valor a las mismas?

La misión de la OTRI es buscar las tecnologías más cercanas al mercado, pero también identificamos los problemas de las empresas y vemos cuáles son sus demandas en cuanto a investigación. Hacemos ‘diagnóstico tecnológico’ y, a partir de ahí, intentamos casar con grupos de investigación.

Para ello, se puede realizar un proyecto de investigación colaborativo en el que la universidad puede ir como socio o como subcontratista, para proveer de conocimiento a la entidad subcontratada.

Por otro lado, y dado que algunas de las tecnologías disponibles en la universidad están protegidas bajo patente, ayudamos a encontrar un socio tecnológico que ponga en explotación esa patente.

Algunos ranking colocan a nuestra universidad entre las primeras de España en cuanto a investigación. ¿El nivel de emprendimiento que emana de la universidad va acorde a esos ránkings?

Los indicadores de transferencia del sistema español de innovación, en general, son bajos en comparación con Europa. 

La UGR no ha tenido tradición de ingenierías, que es donde se potencia más la transferencia y, por lo tanto, es un trabajo que hay que hacer.

Sin embargo, algo que caracteriza a nuestra universidad es su dinamismo, y en creación de empresas de base tecnológica o spin-off, la UGR siempre ha estado posicionada en los principales puestos, llegando algunos años a ser la primera de Andalucía.

En los ránkings estamos peor posicionados en el contexto internacional, pero a nivel nacional y regional, en este ámbito concreto de la creación de spin-off, estamos muy bien posicionados y seguimos avanzando. También en solicitudes de patentes.

¿En cuántas podemos cuantificar las spin-off granadinas y a qué sectores pertenecen?

Desde el año 2000 hasta ahora, han sido un total de 107 las spin-off creadas en la UGR, y de ellas, más del 50%  pertenecen a los sectores TIC y BIO. 

¿Se podría decir que los proyectos que nacen a partir de la universidad, tienen una tasa de mortandad menor que otros más tradicionales?

Según los expertos, las empresas de base tecnológica tienen una tasa de mortandad más elevada. Sin embargo, los datos con los que contamos son bastante buenos ya que de las 107 empresas surgidas en la UGR, 78 siguen con actividad y la mayoría han internacionalizado su actividad.

¿Considera usted que puede haber nuevo modelo económico sin la universidad?

Difícil, ya que el nuevo modelo de crecimiento económico está basado en el conocimiento y los principales productores de conocimiento son las universidades y los organismos públicos de investigación.

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