Entrevista a Gerardo Cuerva Valdivia, presidente de la Cámara de Comercio de Granada

Gerardo Cuerva (Granada, 1971), lleva al frente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Granada poco más de dos años. Un periodo de tiempo suficiente como para hacer un primer balance del trabajo realizado, para asegurar la ‘pacificación’ de la entidad tras los convulsos momentos vividos con la salida del anterior presidente y para mostrar su preocupación por el hecho de que la economía provincial no acaba de funcionar, como lo demuestra la última Encuesta de Población Activa (EPA) que refleja una tasa de paro que roza el 29%, diez puntos más que la media nacional. Cuerva no duda al asegurar que no es tiempo de revisar los “viejos problemas” que azotan a Granada sino de que esta provincia tenga un horizonte, sepa lo que quiere conseguir y ponga los medios necesarios para alcanzarlo. Lo demás lo considera un discurso inútil.

Tras poco más de dos años al frente de la institución cameral, ¿qué balance puede hacer de su gestión y de la de su equipo durante este tiempo? ¿Han conseguido los objetivos marcados al inicio de esta andadura, especialmente la integración de todos los sectores críticos?

El balance es positivo. Cuando llegó este nuevo equipo, la situación de la entidad cameral era complicadísima. Una situación que no se merecía, que provocó que se perdiera la relación con otras instituciones. Si mal no recuerdo, fijamos tres pilares básicos para esta nueva etapa: regularizar la situación laboral de los profesionales de esta casa, donde hemos hecho un buen trabajo y hemos tenido la aportación de estos, y ello pese a que ha incluido ajustes; en el plano institucional, hemos recuperado los lazos con las administraciones; finalmente, hemos solucionado la situación financiera, que distintas normas perjudicaron, y a través de un plan de  saneamiento hemos conseguido estabilizar nuestros números. Por lo que se refiere a la integración de los sectores empresariales que menciona, que estaban dispersos, lo que hemos logrado es que todos se sientan identificados con el proyecto. En este punto hay que decir que en la cuestión de la territorialidad, nos hemos visto obligados a plegar velas, a eliminar nuestra presencia en distintas comarcas. En cualquier caso, somos la  Cámara de Comercio de toda la provincia, unidos como estamos a la hermana de Motril. 

El hecho de que no haya elecciones a la vista ¿deriva de que el Parlamento de Andalucía no haya aprobado una ley que regule la actividad de todas las cámaras existentes en la comunidad? ¿Qué consecuencias puede llegar a tener?

Empiezo por el final: el peor escenario posible es el de la incertidumbre. Somos una corporación de derecho público y al final estamos tutelados por la administración y no podemos salirnos de determinados ‘carriles’. La falta de ese último escalón en la Ley de Cámaras, que es el que tiene que legislar el Parlamento de Andalucía, efectivamente aún no se ha hecho. Sé que se está trabajando en ello, pero con el último año de elecciones no se ha avanzado.

En 2010, con Zapatero como presidente del Gobierno, las cámaras perdieron la captación obligatoria de cuotas. Estos ingresos ¿los han podido suplir con la prestación de servicios que ofrecen a las empresas colaboradoras o arrastran un déficit de financiación?

Nosotros estamos equilibrados, presupuestariamente hablando, y con mucho esfuerzo salimos adelante. Uno de los pilares fundamentales es el programa de Miembros Cámara, empresas afiliadas directamente a esta corporación. Ahora tenemos que salir a la calle y dar servicio a las empresas, e incluso para asesorar a las administraciones. 

Los másteres que imparte la Cámara de Comercio han caído en relación a años pasados. ¿A qué obedece esta situación?

La formación es fundamental para el mundo de la empresa. El empresario que no crea en su plantilla, que no dé formación, está condenado al fracaso. A partir de esta premisa, en la época de crisis que hemos vivido lo que le quedaba a las personas sin trabajo era formarse y por ello ese repunte venga para optar a nuevos puestos de trabajo. La Cámara ha contribuido a ello. Al final es un orgullo formar a líderes empresariales de futuro. 

Estamos en la sede de la entidad, un edificio moderno, bien dotado y cuya construcción fue financiada por las dos cajas de ahorros granadinas. ¿Puede beneficiarse la Cámara de la reclamación de la cláusula suelo en su préstamo hipotecario si la medida se extiende también a las instituciones?

Tenemos una carga hipotecaria sobre este inmueble que pagamos como podemos pero regularmente, aunque no somos un ciudadano más. Somos una corporación pública. Defenderemos nuestros intereses. Y las dos entidades financieras son receptivas para negociar no solo esta cuestión sino muchas otras cosas que redundan en el beneficio de esta casa. Ahora está en debate si esta decisión de la Justicia de la UE es ampliable al ámbito de la empresa o de las instituciones, que es por donde parece que va el asunto.

¿Se está sacando rendimiento a toda esta infraestructura que tienen?

Hoy ya no tenemos espacio disponible. Las empresas se han replegado, han buscado la eficiencia y han buscado espacios que sean financieramente sostenibles. No tenemos sitio alguno para cedérselo a las empresas. Nuestra oferta ha sido cubierta con creces.

La EPA que conocíamos hace pocos días refleja un aumento del desempleo en la provincia a cierre de 2016, de 800 personas en relación con el ejercicio de 2015 y una tasa de paro que roza el 29%. Ocurre a la par que en España el desempleo cayó en más de 500.000. ¿Qué es lo que falla? ¿No hay suficiente inversión empresarial?

La situación que sufre la provincia de Granada es dantesca, con una cifra de parados que supera ampliamente los 127.000. Es una barbaridad, es una lacra social. Pero lo cierto es que aunque los parámetros de la EPA no fueran exactos, marcan una tendencia que nos aleja de la disminución del paro en España y en Andalucía. La cuestión clave, para mí, no es buscar las causas en el pasado sino saber qué queremos hacer en el futuro. Granada debe pararse y pensar a medio y largo plazo. Hay sectores donde su actividad ha bajado y hay que replantear su futuro. Algunos de ellos como las energías renovables o el biosanitario… ¿complementan al sector servicios? Tenemos que redefinir los planes estratégicos que ya se hicieron en su momento. 

Con todo, de los datos de la EPA, hay uno que me parece especialmente inquietante y es el que indica que desciende el número de jóvenes que buscan empleo. Esto hace más importante que nunca que perseveremos en proyectos de la Cámara como el PICE, que trata de acercar al mercado laboral a lo chicos y chicas de Granada que ni estudian ni trabajan y gracias al cual, el pasado año un centenar de ellos encontraron empleo. O el programa Aprender a Emprender, que busca generar el espíritu del emprendimiento. No saldremos de esta situación si no reducimos drásticamente el paro juvenil.

Pero ¿por qué no hay mayor esfuerzo inversor de los empresarios para tirar de este carro?

Los empresarios somos un agente más de la economía provincial. No se nos puede achacar esta situación. Si muchos no invierten es porque el dinero lo que busca son oportunidades y si no las encuentra aquí apuesta por otras zonas. Lo cierto es que en los últimos años se ha privado a Granada de un buen número de oportunidades, como son las infraestructuras, aunque no quiero centrarme en esto. Sevilla o Málaga han contado con esas oportunidades, distintas a las nuestras y cuyos resultados están a la vista. 

En cualquier caso, el volumen de depósitos bancarios -miles de millones de euros- que se encuentran apalancados es un recurso que no se emplea para el desarrollo de esta provincia. Los datos son contundentes…

Es lamentable tener este diner
o apalancado y más a intereses casi tocando cero. ¿Qué teme la gente para invertir en una tierra en la que le es más rentable tener el dinero sin rendimiento? Lo único que puedo decir es que el dinero es miedoso, busca refugio y solo se mueve en lugares en donde es realmente productivo. Granada es una provincia azotada por decisiones políticas de incertidumbre. No tenemos un modelo definido. Tenemos una de las la mejores universidades del mundo, y sin embargo el conocimiento se nos va, se deslocaliza. 

¿Qué influencia tiene en el desarrollo empresarial granadino la carencia de infraestructuras de comunicación básicas, como un AVE directo al centro peninsular o vuelos de carácter internacional en el aeropuerto de Chauchina?

Pues la de competir en condiciones peores que nuestro entorno. En el caso del AVE, con Málaga y Sevilla sobran las explicaciones. No tenemos las mismas armas. Pero miremos hacia adelante, porque para mí el AVE es un proyecto del pasado, inacabado. En lo que toca al aeropuerto, está infrautilizado. ¿Por qué no aumentar las sinergias con el de Málaga? Igual digo una barbaridad, pero si tuviéramos a 25 minutos el aeropuerto de Málaga con una conexión ferroviaria directa, quizás estaríamos hablando de una situación diferente. Siempre estamos en el mismo peldaño, subiendo y bajando, cuando otras provincias no retroceden, avanzan y se alejan de nosotros.

Distintos analistas estiman un crecimiento económico en el entorno del 2,6% para el presente año. ¿Qué espera usted que ocurra en esta provincia y qué repercusión tendrá en la puesta en marcha de nuevos negocios, de nuevas empresas?

Con crecimientos por debajo del 3%, la creación de empleo es muy difícil. Con el paro que tenemos o inventamos cosas nuevas o va a ser muy complicado revertir la situación. ¿Qué hacemos con los jóvenes? Es gente muy formada que no encuentra trabajo. No obstante, Granada no es ajena a lo que ocurre en el resto del país pero vuelvo a lo anterior, tenemos que definir nuestro futuro, tenemos que poner el remedio para atraer a nuevas empresas, que la cultura de emprender cale en la sociedad. Y son los distintos gobiernos los que tienen que implementar políticas que contribuyan a que el mundo de la empresa sea atractivo.

Pero los empresarios desde hace ya muchos años sostienen que montar una empresa, acometer una iniciativa, es mucho más complicado que en otros países…

Por eso trabajamos en la Cámara de Comercio, para ayudar a quienes quieren emprender, a quienes están convencidos de que su futuro pasa no por optar a un puesto público sino por acometer sus proyectos. También a quienes quieren ampliar o internacionalizar su empresa. Y esta época de elecciones consecutivas no ha ayudado precisamente a lograr estos objetivos, más bien al contrario.

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