Damnificados

La situación del comercio tradicional es de tal gravedad que se nos puede calificar de damnificados. Los últimos datos del mes de marzo arrojan que el comercio minorista encadena varios meses en positivo, pero la realidad es que ese crecimiento corresponde exclusivamente a las grandes cadenas (+5.4%), grandes superficies (+2.6%) y pequeñas cadenas (+2.5%) todo ello a costa de una caída del 2.5% en los comercios unilocalizados. (Datos de la CEC).

Los datos en Granada son alarmantes con una caída media del 20% en el 2017, y caídas medias que superan este porcentaje si se comparan las ultimas navidades y rebajas, rozando incluso el 30% en algunos barrios con una problemática especial como el de Beiro. (Datos estudio 2018 CCAGranada). Son diversos los motivos que, en la humilde opinión del que escribe, han originado esta situación.

El cambio de hábitos del consumidor salido de la crisis (si es que hemos salido), prima más el ocio que todo aquello que puede ofrecer un comercio de proximidad. La perdida de capacidad adquisitiva, de este mismo consumidor, ha hecho que establecimientos de outlet o primeros precios roben al comercio tradicional una gran parte de su clientela.

El fin de la moratoria de los contratos de alquiler de locales ha hecho que el mercado inmobiliario esté actualmente desquiciado y ha provocado que muchos de estos locales de toda la vida hayan quedado vacíos, a la espera de un nuevo arrendatario dispuesto a pagar las cifras astronómicas que sus dueños ansían, impidiendo  el acceso a pequeños emprendedores. El nerviosismo, la incertidumbre y la desinformación que aportan al mercado las continuas ofertas y rebajas, a consecuencia de las desregulación normativa de las mismas, provocan un mareo al consumidor, que ve dificultada su decisión de compra óptima exponiéndose, además, a abusos y fraudes por la falta de inspección y control del mercado y provocando que el comercio de proximidad no pueda presupuestar y planificar una adecuada campaña que le ofrezca la rentabilidad necesaria para la sostenibilidad del negocio. La aparición de nuevos sistemas de distribución despersonalizados, con marketplaces mastodónticos, con crecimientos desmesurados, fundamentalmente en el tramo de edad mas joven, está provocando un cambio en el formato comercial que afecta incluso en Estados Unidos a grandes operadores de la distribución comercial.

El monopolio de las grandes marcas con márgenes desorbitados con producciones en países en vías de desarrollo, con apertura de tiendas propias copando los mejores locales de la ciudad, resta personalidad e identidad propia a nuestra ciudad y hacen una competencia “desleal” a los pequeños establecimientos. Ante todo esto el sector no se puede quedar parado. Y menos en nuestra ciudad.

Granada tiene una luz envidiable que supera cualquier luz artificial, tiene calles empredadas y retorcidas que invitan al paseo al aire libre mucho más sanos que espacios cerrados con aire artificial, patrimonio autentico que disfrutar y árboles de verdad con mas grandiosidad que otros de atrezzo horteras que pretenden superar no sé que record, gastronomía de calidad con productos de km.0, oriunda y variada cuyo resultado es mejor que hartarse de spaghetti a 8€, tiendas con personalidad conocedoras de nuestros gustos que satisfacen en mayor grado que la estandarización de otras propuestas. Granada cuenta con el esfuerzo y buen hacer de un sin número de establecimientos tradicionales volcados, desde siempre, en satisfacer las necesidades de todo tipo de consumidores, sean estos vecinos del barrio o venidos de todas partes del resto de España o del mundo. Hecho contrastable en el reconocimiento continuo de los estudios de satisfacción de nuestros visitantes y el gran número de precio que nuestra ciudad ha atesorado en este sentido.

La base está y esto es algo de lo que la mayor parte de las ciudades carece, pero es necesario la creación de un Consejo Municipal de Comercio que desarrolle e implemente un plan estratégico que ponga en valor y ensalce el papel del pequeño comercio y su protagonismo en nuestra forma de vivir, enfatizando sus valores de calidad, proximidad, cercanía, especialización y trabajo estable. Es urgente un plan de ayudas autonómico, con un presupuesto suficiente, para formación intensa en las nuevas técnicas y reducir la brecha digital existente. Hay que eliminar el sinsentido provocado por el decreto de medidas anticrisis de junio de 2012 y volver a una normalidad de las rebajas en todo el territorio nacional por el bien del consumidor y del sector.

Si estas medidas no se llevan a cabo de forma seria y urgente el aspecto de nuestras ciudades va a verse modificado y muchos trabajadores del sector pasaran a engrosar las filas del paro.

Angel Rodríguez Parrizas

Presidente del Centro Comercial Abierto de Granada

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