“La nueva PAC debe reforzar la competitividad de nuestros agricultores y ganaderos”
El nuevo modelo mantiene los elementos esenciales y su filosofía persigue el fomento de una agricultura moderna y avanzada que apuesta por la sostenibilidad ambiental, social y económica

La nueva Política Agrícola Común plantea un cambio de paradigma en la agricultura y el desarrollo rural europeos. Han sido años de intenso debate político con el reto de conseguir una PAC más justa, redistributiva y eficaz para nuestros agricultores y ganaderos. Para Clara Aguilera ha supuesto, como eurodiputada, una gran responsabilidad y todo un reto participar en la creación y debate de la política agrícola que representa la mayor fuente de ingresos de los fondos comunitarios que percibe nuestro país, seguida de los fondos de cohesión.  En esta entrevista concedida a GRANADA ECONÓMICA nos detalla los retos a los que tendrán que enfrentarse nuestros agricultores y ganaderos para ganar competitividad.

Desde su posición, ¿qué elementos han mantenido como esenciales respecto a la creación de la nueva PAC?

A nivel estratégico, desde el grupo socialista hemos defendido las necesidades de nuestros productores en términos de competitividad y sostenibilidad. Por supuesto, otros aspectos esenciales de esta reforma han consistido en perfilar las herramientas y el presupuesto necesarios para conseguir los objetivos planteados.

El nuevo modelo mantiene elementos esenciales de la anterior PAC, como su organización en dos pilares: el primero (ayudas directas), financiado por la UE a través del fondo FEAGA y el segundo (desarrollo rural), cofinanciado por el fondo FEADER y los estados miembros. Su filosofía, a grandes rasgos, persigue el fomento de una agricultura moderna y avanzada que garantice la seguridad alimentaria, contribuya a alcanzar los objetivos climáticos y medioambientales de la asumidos por la UE en la cumbre del Clima de Paris.

¿Cree que se ha conseguido, en general, unas medidas que beneficien más los intereses de nuestro agricultores y ganaderos?

Estoy satisfecha con las prioridades de la futura PAC realizadas por el Parlamento Europeo – aunque también hay cosas que me gustan menos -, muchas de las cuales, tienen su origen en enmiendas socialistas. El antiguo y deseable objetivo de fijar un tope máximo a la cuantía de las ayudas a recibir por un solo perceptor -capping – ha sido aprobado, impulsando la reducción progresiva de los pagos directos anuales desde sesenta mil euros con un límite de cien mil euros por explotación. Esta medida permitirá una redistribución más equilibrada y justa de las ayudas que favorecerá, principalmente, a pequeños y medianos agricultores, mayoritarios en la provincia de Granada.

En cuanto a los jóvenes agricultores y el papel de la mujer en el mundo rural, ¿con qué apoyos contarán dentro de la nueva Política Agraria Común?

La incorporación de jóvenes al sector agrícola y ganadero es primordial. De este relevo generacional depende el dinamismo económico y el futuro de nuestros pueblos. La nueva PAC es consciente de esta necesidad urgente y por ello se refuerzan los apoyos a los jóvenes agricultores. Se mantiene el objetivo de suprimir los “derechos históricos” para facilitar el acceso de nuevos agricultores y agricultoras a las ayudas, a la par que es obligado cumplir con la “Convergencia interna y externa de las ayudas” agrícolas prevista en la Reforma de 2013, para promover un acercamiento en los importes de las subvenciones que reciben los agricultores europeos, y que debería haberse alcanzado en 2020, aunque hay algunos países como España que aún no ha realizado la convergencia interna a la que está obligada. También se mejoran los apoyos para la instalación de jóvenes, facilitando que éstos tengan mayor capacidad para crear sus explotaciones agrícolas, lo que supone una alternativa eficiente al abandono de las zonas rurales por falta de oportunidades.

Después de varias reformas, por primera vez y gracias al compromiso socialista, la PAC potencia el papel de la mujer en el medio rural, más consciente de su imprescindible aportación a la renta agraria, sin olvidar su contribución a la fijación de población y la economía de los pueblos. Los Estados deberán incorporar la perspectiva de género en el diseño y ejecución de los planes estratégicos, apoyando el emprendimiento femenino y fomentando su trabajo en la agricultura y la ganadería.

Otro tema que preocupa es el mediambiental, ¿cómo tendrán que enfrentarse los agricultores y ganaderos ante el cumplimiento de los requisitos que se le exigirán en sus prácticas de producción? 

Los objetivos medioambientales tendrán un mayor protagonismo en esta reforma. La figura de los «eco-esquemas» que serán voluntarios para los agricultores, permitirá incentivar a éstos, para modificar sus prácticas agrícolas y ganaderas en explotaciones, haciéndolas más eficientes y sostenibles. Es muy positivo que Europa, con el compromiso de los Estados miembro, ayude a agricultores y ganaderos a cumplir estos requisitos medioambientales que, previsiblemente, serán aún más ambiciosos en los próximos años.

Estos esfuerzos medioambientales deben estar acompañados de nuevas reglas en el mercado: una rentabilidad justa y más fuerza del agricultor o ganadero en la cadena alimentaria. Para que la agricultura avance, hay que combatir los desequilibrios abusivos y prácticas especulativas que se dan en los mercados. En Granada tenemos un olivar tradicional, del que viven miles de familias. Este sector esencial para el empleo ha atravesado graves problemas en los últimos años. El sector hortofrutícola y la ganadería especialmente de ovino y caprino, también sufren el impacto periódico de los bajos precios. Son sectores básicos para muchos pueblos.  La nueva PAC debe reforzar la competitividad de agricultores y ganaderos, ya que así estaremos garantizando el futuro de nuestros pueblos.

Además, el Reglamento transitorio da continuidad a las ayudas dirigidas a los agricultores y los ganaderos en 2021 y 2022, implementando medidas relevantes como la autorregulación del sector del aceite de oliva.

Repercusión del Brexit    

Tras las negociaciones de las nuevas relaciones comerciales con Reino Unido, ¿con qué trámites se enfrentarán nuestras empresas exportadoras del sector?

La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha supuesto notables cambios en el panorama internacional y en las relaciones comerciales de las empresas exportadoras al país británico. Desde las instituciones comunitarias siempre defendimos un acuerdo que permitiera la salida ordenada, con una protección férrea de los derechos de las personas y las exportaciones de productos europeos a Reino Unido.

Durante el pasado año, las negociaciones persiguieron la ‘normalidad’ en las relaciones mutuas. Afortunadamente, el acuerdo alcanzado ha permitido que nuestras empresas agroalimentarias sigan exportando a Reino Unido de manera regularizada y sin aranceles. Es un logro muy relevante para este sector granadino y andaluz, cuyas exportaciones de gran variedad de frutas, hortalizas y vinos, tienen en Reino Unido su tercer destino internacional más relevante.

A pesar de la inexistencia de nuevas barreras arancelarias, tras su salida de la UE, Reino Unido no se beneficia de la libre circulación de mercancías y, por lo tanto, lamentablemente, nuestras empresas deben afrontar nuevos controles aduaneros y mayor carga burocrática para seguir comercializando y atender a sus consumidores en ese destino.  Ya trabajamos para minimizar el impacto de estos nuevos trámites, haciendo seguimiento de los efectos del Brexit en nuestros sectores, velando por el buen funcionamiento de unas relaciones comerciales beneficiosas, de interés mutuo y plenamente consolidadas.

De manera prioritaria, esperamos que Reino Unido mantenga los requisitos sanitarios y de calidad actuales, lo que supondrá un puntal para la competitividad de nuestros productores, cooperativas y empresas agroalimentarias, en un mercado donde la competencia de terceros países será más dura.

Y por último, ¿qué deficiencias habría que corregir para    mejorar la competividad internacional de nuestra empresas?

En Granada, tenemos un tejido agrario muy profesional, emprendedor, innovador, concienciado con la calidad y la seguridad alimentaria, aunque con empresas y cooperativas de pequeño tamaño que debería reforzarse para poder competir mejor en los mercados internacionales. Estas cualidades son nuestras mayores fortalezas en el escenario internacional, aunque también debemos mejorar nuestras deficiencias.

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