Expertos de Cajamar alertan que la crisis económica pudiera derivar en otra financiera
En una jornada sobre coyuntura internacional organizada por la entidad financiera y CEIGE

La compleja situación económica por la que transita la práctica totalidad de los países del mundo ha sido analizada esta mañana en una jornada on-line organizada conjuntamente por Cajamar y Ceige y que bajo el epígrafe de ‘Retos y oportunidades de la Internacionalización. Hacia dónde vamos en la era post Covid’ ha contado con dos ponentes y la asistencia de un puñado de empresarios de firmas granadinas con presencia internacional. Si hubiera que resumir muy condensadamente las exposiciones de Mikel Aguirre, responsable de análisis de riesgos de Coface para España y Portugal, y de Ricardo García, miembro del staff de de la Dirección General de Negocio de Cajamar , se puede señalar que en su opinión nos encontramos ante la peor crisis mundial en los últimos 100 años. Como es obvio, motivada por una pandemia que ha obligado a lo largo de estos  doce meses pasados a restringir drásticamente la movilidad de miles de millones de personas y el cese de actividad de numerosos sectores.

     Esta coyuntura de crisis puede agravarse si derivase a su vez en otra de tipo financiero. Los mercados bursátiles han aguantado el envite, pero la comprometida devolución de créditos de muchas empresas que se encuentran asfixiadas, la repercusión en sus cuentas de resultados de la brutal subida de las materias primas y la más que probable evolución al alza de los tipos de interés -hasta ahora en negativo-, son señales de alerta de que las cosas pueden empeorar a lo largo del presente año. Por el momento, el rebote de las economías a nivel mundial a lo largo de este primer trimestre de 2021 no ha cumplido con las expectativas salvo en el caso de China, donde su incremento del PIB puede alcanzar un 8% en el presente ejercicio.

     Para Mikel Aguirre, la exportación es una actividad fundamental en el tejido productivo de cualquier país. En su intervención ha señalado lo que a su modo de ver es un axioma: “No hay exportación si no hay financiación y no hay financiación si no hay seguro”. Aguirre ha echado mano de la última portada de ‘The Economist’ en la que aparece una máquina tragaperras, que a modo de metáfora sobre la coyuntura económica mundial muestra en sus ventanas de juego todo lo que se parece a la palabra incertidumbre. No obstante lo anterior, las decisiones tomadas por los distintos gobiernos van en la dirección de evitar una catástrofe mayor, siempre desde la perspectiva de que el control sanitario de la pandemia llevará inevitablemente a la recuperación económica.

      Ricardo García, por su parte, echó mano de otra jornada celebrada ahora hace un año y en la que pese a la proximidad de las graves consecuencias económicas que la pandemia generaría, nadie predijo la catástrofe ocurrida. “Hace un año hablábamos de excesos de liquidez, de pesimismo generalizado, de la crisis EEUU-China, pero no nos dimos cuenta de que estábamos a las puertas de la tormenta perfecta”, ha manifestado. Pero desde entonces y tras lo que ha ocurrido en este ejercicio, el panorama dista mucho del que los expertos manejaban en esos momentos. Ahora, por lo que a España respecta, el paro se sitúa en los cuatro millones de afectados, la destrucción de empresas alcanza un 23%, la caída de la facturación de hasta un 50% y la del PIB de un 11%, con datos referidos a 2020. “El miedo es que la crisis económica que padecemos derive en crisis financiera de consecuencia imprevisibles”, ha señalado este experto.

      Tras la exposición de ambos ponentes, representantes empresariales han mostrado casuísticas particulares de su actividad, especialmente relacionadas con sus ventas o implantación en el extranjero. Tal es el caso de la firma Kolmer, cuyo representante ha alertado del incremento del coste de las materias primas que ha calificado de “brutal” y que forzosamente ha de ser trasladado a los consumidores pues las compañías no pueden asumirlo. Al respecto, los ponentes han respondido que siendo cierta esta consideración, a la vez que supone un gran problema para muchas empresas también representa en términos mundiales una oportunidad para muchos países africanos o latinoamericanos de importar productos manufacturados porque sus economías tienen mayor capacidad adquisitiva.

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