Acelerador de particular: un laboratorio capaz de generar 1.000 millones

El Gobierno de España ha propuesto a la provincia de Granada como sede de unas instalaciones científicas de primer nivel que contendrían un acelerador de partículas. Es el conocido proyecto que responde a las siglas en inglés ENS (Early Neutron Source) y que igualmente se identifica como IFMIF (International Fusion Materials Irradiatio Facility). Si hubiese que definir en pocas palabras en qué consiste este proyecto, cuya trascendencia es internacional, cabría señalar que se trata de la creación de una infraestructura tecnológica avanzada capaz de permitir el estudio de materiales que se usarán, a medio y largo plazo, en la construcción del núcleo de reactores de fusión de tipo comercial. Es decir, de reactores que serán los que generen un tipo de energía distinta a la que ahora producen las centrales nucleares convencionales y que a la vez permitirán garantizar buena parte del suministro eléctrico de los hogares y las empresas en décadas venideras. Probablemente, a partir de la segunda mitad del presente siglo. Se trata de energía limpia e inagotable. Muy similar a la que se genera en el seno de los millones de estrellas que se desparraman por el Universo y que procede de la unión de núcleos de hidrógeno, que a su vez generan una reacción en cadena que permite que estos astros brillen durante periodos de miles de millones de años. Los científicos que están involucrados en sacar adelante este proyecto científico confían en poder reproducir el mismo fenómeno cósmico en nuestro planeta, precisamente mediante un reactor que imite ese proceso natural. Es decir, que genere temperaturas diez veces mayores a las del corazón del Sol y produzca diez veces más energía de la que consume. Si se consiguiese este ambicioso objetivo, la Humanidad tendría a su disposición una fuente energética que cubriría toda la demanda y empequeñecería a todas aquellas otras que hoy en día conocemos. Para ello es imprescindible contar con instalaciones científicas de demostración donde se estudie este fenómeno, como la antes citada por la que compite Granada.

Por si no fuese suficiente todo lo anterior, esas modernas instalaciones de investigación tecnológica abarcarán también otros ámbitos. No menos importantes. Tales como los de la investigación bioquímica, los radioisótopos aplicados en el ámbito de la medicina, nuevos materiales que serán utilizados en el ámbito espacial o incluso en el diseño de los futuros aviones, llamados a consumir menos combustible y a tener un radio de operación de muchos más kilómetros que los que vuelan en la actualidad, como han desvelado algunos de los científicos implicados en sacar adelante este proyecto. Todo un amplio espectro de aplicaciones cuyo punto de partida estará en la labor que desarrollen los investigadores en ese centro especializado cuyo corazón será el citado acelerador de partículas. 

Toda una cadena

El proyecto por el que pelea Granada concreta todo lo expuesto en el conocido IFMIF-DONES, que a su vez se engrana en un programa internacional de investigación mucho más ambicioso que comparten la Unión Europea y Japón. De hecho, es una pieza esencial del mismo se ubique finalmente en el país que mejor haya peleado por ello. Esta instalación de vanguardia se convertirá en una fuente de neutrones de alta intensidad que tendría características muy parecidas a las de un reactor de fusión propiamente dicho. De hecho, Francia ya lleva a cabo el proyecto conocido como ITER que se concreta en la construcción del primer reactor experimental de fusión que se está edificando en el sur del país, en la localidad de Cadarache, y que en principio tendría que funcionar en 2025. Generará más energía de la que consume, pero aún no producirá electricidad. No será antes de finales de 2030 o bien entrada la década de los años 40 del presente siglo, cuando este tipo de generadores de energía eléctrica puedan empezar a funcionar para alimentar la red tal y como hacen hoy en día las distintas plantas de energía nuclear.

Japón, siempre en la vanguardia de este tipo de proyectos tecnológicos, desarrolla a su vez el denominado IFMIF-EVEDA, otro eslabón en esta cadena internacional de investigación. En este proyecto participa también la Unión Europea con una parte del coste del mismo y a su vez España asignará unos recursos similares a los de otros países como Francia o Italia.

Coste e impacto

Si Granada lograra finalmente alzarse con el proyecto IFMIF-DONES, el impacto económico de primer orden que supondría es otra de la vertientes que hay que destacar. Una provincia como esta, a la cola en renta per capita nacional, con un nivel de desempleo alarmante y con sectores productivos anclados que han dejado al turismo el papel de locomotora, el poder contar con un espaldarazo de esta magnitud al desarrollo de la ciencia y el conocimiento resulta determinante. No solo para el presente, sino con varias décadas venideras como horizonte. 

Los datos que se barajan para llevar a cabo las instalaciones del IFMIF-DONES y el posterior trabajo científico en las mismas hablan por sí solos: una inversión de 360 millones de euros en una primera fase y más de 600 en la siguiente, para que el proyecto pudiera ser una realidad allá por el año 2023 en la fase de construcción e ingeniería y otros diez años más en la de operación, hasta 2033. A partir de ahí, la ampliación llegaría con fecha límite de 2050. Los presupuestos de operación alcanzarían los 55 y 100 millones anuales, respectivamente. Ponerlo en marcha requeriría de la contratación de unas 60 personas durante la primera fase y otras 360 más a partir de la misma. Todas ellas, personal de alta cualificación. 

El retorno económico que el acelerador de partículas generaría para la provincia de Granada se estima en una aportación al Producto Interior Bruto Provincial (PIB) de entre 900 y 1.000 millones de euros. En el ámbito laboral, la importancia la da la significativa mano de obra directa e indirecta que este proyecto conlleva en la primera fase de la que hablamos y que alcanzaría a 12.000 personas.

Pese a que Granada cuenta con ciudades competidoras de primer orden de los tres países antes mencionados, no es menos cierto que puede pelear por el proyecto en base a las fortalezas que atesora. La principal de todas ellas es, sin duda, el potencial investigador que genera cada día, cada año, la Universidad de Granada. A esto cabe añadir el papel fundamental que desempeña ya el Parque Tecnológico de la Salud (PTS), donde empresas e instituciones de investigación ya están asentadas y desarrollan su labor con total normalidad y, en muchos casos, con trascendencia internacional. 

No menos destacable que lo anterior, es el trabajo llevado a cabo en los dos últimos años por promotores de la candidatura granadina. Tal es el caso de la propia Universidad de Granada (UGR) y de la Confederación Granadina de Empresarios, que unieron esfuerzos en el convencimiento de que conseguir la sede es fundamental tanto para una parte como para la otra y, en general, para toda la sociedad granadina. Así lo destacaron en fechas recientes los máximos responsables de la institución académica y de la organización empresarial, Pilar Aranda y Gerardo Cuerva, quienes reconocieron públicamente también el trabajo desarrollado en la misma dirección por la Junta de Andalucía y por el Ministerio de Economía, a través de la Secretaría de Estado de I+D+i, que son a su vez los responsables de la financiación del proyecto. El primero correría con el 80% de la financiación del coste total a través de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER), mientras que la administración autonómica lo haría con recursos propios. 

 Reacciones

A lo largo de las semanas previas a la campaña electoral y a los propios comicios del 26J, distintos responsables institucionales han defendido la candidatura granadina para acoge
r el acelerador de partículas en un claro mensaje al próximo Gobierno de la nación para que no eche en saco roto el proyecto y los pasos dados hasta el momento. Así, la propia rectora de la UGR, Pilar Aranda, manifestó en un encuentro con empresarios granadinos en la sede de la Cámara de Comercio que en todo el asunto relacionado con el acelerador de partículas “tenemos que ser prudentes porque estamos en una competición. Se ha trabajado mucho”. La responsable de la UGR quiso transmitir que aunque este proyecto acumula ya más de dos años de intensa actividad desde distintas administraciones y de la propia institución académica, aún no se ha conseguido nada y la decisión sobre dónde irán las instalaciones puede que no se demore más allá del próximo otoño.

Desde otros ámbitos de la sociedad granadina también ha habido posicionamientos al respecto. Baste señalar el de la presidenta del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada (CALC), Celia Correa, quien ha querido hacer llegar la importancia de este proyecto tecnológico a los ciudadanos de esta ciudad y provincia al señalar que “el acelerador de partículas tiene la misma trascendencia histórica, económica y social que la Alhambra”, tras constatar que la inversión económica, el empleo que se pueda generar y la importancia científica del proyecto supera a todo lo que se ha hecho en la provincia granadina desde hace siglos. La presidenta del CALC, ha reclamado ya en distintas ocasiones que las administraciones estatal y autonómica se pongan de acuerdo en la financiación de este gigantesco proyecto con las aportaciones propias que sean necesarias, tomando en consideración que el grueso del coste económico será sufragado con Fondos Feder y por parte del consorcio mundial que gestiona esta investigación.

Sea como fuere, lo cierto en estos momentos es que España pierde fuelle en este proyecto con el parón que han supuesto estos meses con un Gobierno de la nación en funciones. Y quien ha ganado terreno ha sido uno de sus competidores, como es Polonia, que ha hecho ya una apuesta muy potente por conseguir ser la sede del acelerador. Baste señalar a este respecto, que en ese país centroeuropeo ya se ha celebrado un congreso sobre este proyecto y el Gobierno ha puesto a disposición de sus científicos todos los recursos para quedarse con IFMIF-DONES. Pero como la batalla está aún abierta, será el organismo Fusion for Energy (E4F), ubicado en Barcelona, quien tenga la última palabra. Pero el tiempo apremia para que las instituciones implicadas -Gobierno central y Junta de Andalucía­- cierren filas con una oferta económica y demuestren que Granada tiene un potencial investigador lo suficientemente importante para asumir el desafío que supone el proyecto del IFMIF-DONES. Esta es

su gran ventaja sobre otros competidores. Resta resolver la de tipo económico. La provincia se juega gran parte de su futuro para los próximos treinta o cuarenta años y de ello ha de ser consciente toda la sociedad. 

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