La prensa y su influencia en el mundo empresarial

El pasado 7 de junio de 2016, el Juzgado de Primera Instancia nº 13 de Granada dictó sentencia condenando al Diario El Mundo por intromisión ilegítima en el derecho al honor y prestigio profesional de Limpieza Castor, por una publicación de septiembre de 2014 en la que ese diario realizaba acusaciones muy graves contra nuestra empresa, poniendo en cuestión una imagen y un prestigio labrado durante más de treinta años a base de trabajo, esfuerzo y buen hacer con nuestros clientes, proveedores y empleados. Aquel artículo motivó que Limpieza Castor interpusiera la correspondiente demanda.

Es innegable que en España existe un buen periodismo de investigación que ha llevado a descubrir actuaciones reprobables dentro del ámbito político, empresarial o social. Pero no es menos cierto que los medios de comunicación deberían ser conscientes del enorme poder que tienen en la creación de opinión dentro de nuestra sociedad. Y ese poder debería servir, al mismo tiempo, como responsabilidad para actuar con la mesura y la prudencia que exige acusar a alguien de la realización de un comportamiento poco ético o ilegal. Por desgracia, vivimos en una sociedad en la que cualquier noticia en prensa es considerada como verdad absoluta, cuando todos conocemos casos en los que la información periodística nada tiene que ver con la realidad. Y eso es lo que ha ocurrido en el caso de Limpieza Castor. La sentencia en cuestión dice textualmente que “el informador no tuvo una actuación razonable en la comprobación de la veracidad de los hechos de la noticia ni se basó en fuentes objetivas y fiables, comportándose de manera negligente al transmitir como hechos verdaderos simples rumores”. 

A pesar de que los tribunales nos han dado la razón en primera instancia, el daño que aquella publicación causó en nuestra imagen no se compensa con una rectificación o una indemnización. Cuántas de las personas que leyeron aquella información hace dos años se han formado una idea de nuestra empresa totalmente equivocada y que no tiene nada que ver con la realidad. Cuántas de aquellas personas no conocerán nunca que los tribunales han desmentido aquella noticia.

Por ello, entendemos que el derecho a la información no puede ser la excusa para permitir que se acuse impunemente de hechos que no son ciertos a cualquier persona, institución o empresa. Y esperamos que casos como el nuestro no vuelvan a repetirse. Apoyamos sin ambages al buen periodismo de investigación, serio, sensato y prudente pero decimos no, rotundamente, al periodismo que utiliza su poder de manera irresponsable. 

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