La otra visión de las cláusulas suelo

El pasado 21 de enero de 2017 se ha publicado en el BOE el Real Decreto-ley 1/2017 de medidas urgentes de protección de consumidores en materia de cláusulas suelo.

Con este Real Decreto forzado, en última instancia, por la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 21 de diciembre de 2016 y precedido por numerosos pronunciamientos judiciales de ámbito nacional, se pretende poner orden, a la vez que dar una vuelta de tuerca a las numerosas medidas de protección de los consumidores.

El fin del RDL ha sido, regular el marco de negociación entre los consumidores y las entidades financieras ante la que consideraban, previsible avalancha de reclamaciones, como así está siendo, para lograr una solución extrajudicial que evitase el colapso de los Juzgados.

La premura y la extensa casuística que se puede presentar, hace que existan bastantes lagunas  de interpretación en cuanto al procedimiento,  sin embargo sí parece claro a quién va dirigido. Personas físicas, consumidores y que sean titulares de un préstamo o crédito garantizado con una hipoteca inmobiliaria en la que se incluya alguna cláusula que implique un tipo de interés mínimo. Lo que se denominan cláusulas suelo.

Deberíamos plantearnos si el aparentemente “triunfo” del consumidor,  ¿es tal?.  ¿Si esta lotería que le ha tocado a miles de consumidores no tendrá consecuencias?. Lo más probable es que SÍ.

La nueva regulación normativa pone fin, o al menos reconduce, un buen número de dudas y especulaciones, surgidas durante los años de crisis, pero plantea sombras sobre la seguridad jurídica de nuestro sistema y sobre la actuación de algunas de sus instituciones.  ¿Qué  queda de las garantías de cumplimiento legalidad y de información que nos aportaba la atenta mirada del Notario, del que ahora se duda?. ¿Qué ocurre con el Banco de España, acaso no controla a las Entidades Financieras?. ¿Y las leyes, no protegían suficientemente a los consumidores?. 

Las entidades financieras, antaño consideradas motor de la economía, de la noche a la mañana, se han tornado en “estafadoras” de clientes, señaladas por no pocas sentencias que, de un tiempo a esta parte, invitan a los consumidores a reclamar todo y por todo, haciendo que olvidemos siquiera cualquier principio de honestidad y por un puñado de euros nos han convertido en amnésicos.

El tiempo dirá si las Entidades Financieras seguirán concediendo financiación a los consumidores con igual alegría que antaño, y lo más importante, a qué precio se concederán esas nuevas hipotecas.

Mucho me temo que al final, el “daño colateral”, lo soportará el  de siempre, el consumidor, a modo de subida de tipos de interés y de endurecimiento de las condiciones para el acceso a la financiación. 

Esperemos que el remedio no haya sido peor que la enfermedad.

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