A propósito de nuestro sistema de pensiones y su viabilidad
Antonio Arredondo García

Acaba de presentar el Gobierno un proyecto de modificación del sistema de pensiones español. Éste proyecto viene inspirado en el sistema sueco de cuentas nocionales. Las principales características diferenciadoras de este sistema son que cada trabajador tiene una cuenta nocional donde se recogen las cotizaciones a lo largo de toda su vida laboral, que éste puede jubilarse cuando quiera a partir de los 61 años y que su pensión se calculará teniendo en cuenta tanto el total cotizado como la esperanza media de vida en el momento de su jubilación, de forma que si alarga más la fecha de jubilación, aumenta su pensión. La sostenibilidad del sistema viene sustentada, por una parte, en el incentivo para retrasar la edad de jubilación y por otro, en la influencia de la esperanza media de vida en el cálculo de la jubilación. El sistema también propone la creación de planes privados de pensiones que se constituyen con entidades privadas y al que se aportan el 2,5% de las cotizaciones.

Este sistema se aprobó en Suecia en el año 1.994 en un clima de desconfianza (tal y como ocurre ahora en España) hacia el sistema público de pensiones.

No cabe duda de que los partidos conservadores apuestan  más por la contributividad en detrimento de la universalidad pero no se puede instaurar un sistema más contributivo y menos solidario si no se crea previamente el ambiente social propicio que no es otro que aceptar como incuestionable que el actual sistema es insostenible de forma que se cree un clima de desconfianza acerca de la capacidad del Estado para pagarnos nuestras pensiones.

La primera cuestión que tenemos que plantearnos es por qué es insostenible un sistema de pensiones como el que tenemos en la actualidad. Lo que parece evidente es que es insostenible la caja única de pensiones y que por tanto, para mantener en los próximos años un sistema como el actual hay que aportar ingresos de otra procedencia y en este escenario nos encontramos diferentes propuestas; por ejemplo, el PSOE propone que lo paguen los bancos; esta propuesta me parece demagógica e ineficaz. Parecería que el “malo” de la película pagaría las pensiones cuando esto no sería así ya que la banca repercutiría este impuesto entre sus clientes y en mayor medida, entre los clientes con menor poder de negociación que no serían otros que los de menor renta. Hay otros que proponen subir el IVA para financiar las pensiones. Yo, sinceramente, creo que no habría que buscar extraños sistemas de ingeniería financiera, simplemente habría que financiarlo con recursos del Estado, bien con sacrificios en otras partidas de gasto público (fomento, ejército,  etc.) o bien con mayor recaudación, lo cual se debería hacer a través de impuestos progresivos como son el IRPF o el Impuesto sobre el Patrimonio. Solo así garantizaríamos la solidaridad del sistema y tal vez sea buen momento para recordar que los impuestos progresivos son el instrumento más eficaz para la redistribución de la renta, es decir, para la solidaridad. El problema no es pagar impuestos sino la mala gestión que de ellos, hacen nuestros gobernantes.

Antonio Arredondo García

Profesor de Administración de Empresas

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